Somos seres surgidos desde úteros conectados a expectativas primarias,
as cuales se desconectan de la realidad una vez nacemos,
pariendo, a partir del primer segundo de vida, unas ilusiones desproporcionadas,
generando seres humanos caracterizados por una terrible inhumanidad,
que trasciende las esferas personales, para luego desparramarse sobre las generales,
produciendo un mundo desafortunado lleno de millones de seres desesperanzados,
que suponen encontrar en las creencias religiosas sus consuelos terrenales,
indiferentes ante el hecho que sean ellas quienes los vienen destruyendo.