Científico colombiano alerta de crisis alimentaria por desaparición de abejas

 
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Germán Perilla señaló que una de las causas por las cuales las abejas están muriendo es el uso de neonicotinoides.

 Científico colombiano alerta de crisis alimentaria por desaparición de abejas

Por EFE, marzo 17 de 2018 - 11:14 COT

Los países industrializados, en donde buena parte de la comida que se consume está relacionada con las abejas, pueden sufrir una crisis en el sector alimentario debido a la falta de polinizadores por la disminución de estos insectos en el mundo, alertó el experto colombiano Germán Perilla.

"No hay duda de que la crisis de polinizadores (como las abejas) va a traer una crisis alimentaria a nivel mundial" porque son los encargados de polinizar los cultivos y si mueren antes de cumplir con esa función la cadena se rompe, aseguró el biólogo en una entrevista con Efe.

Hace más de una década apicultores de Estados Unidos al igual que de Francia, Italia, España, Suiza, Alemania, Reino Unido, Bélgica, Canadá, Brasil, Japón e India, entre otros países, notaron una baja en el número de abejas en sus colmenas y, en algunos casos, la muerte de colonias enteras.

Perilla, profesor de la Universidad George Mason, en Virginia (EE.UU.), desarrolla en la localidad colombiana de Socorro, en el departamento de Santander, un proyecto financiado por el BBVA que busca que pequeños apicultores vuelvan económicamente sostenible su actividad y que ésta sea amigable con el medioambiente.

El científico explicó que en el caso concreto de Estados Unidos "las abejas polinizan aproximadamente unos 80 cultivos alimenticios" que hacen parte de la dieta normal de los habitantes de ese país.

Entre los cultivos que no necesitan la polinización de las abejas, o de otro "agente", que puede ser el viento, está el maíz, el trigo y los forrajes, porque "de resto, frutas, verduras y otros muchos más tienen que ser polinizados".

Perilla señaló que una de las causas por las cuales las abejas están muriendo en Estados Unidos es el uso de neonicotinoides, una familia de insecticidas utilizados en los grandes cultivos.

El biólogo manifestó que los neonicotinoides son sistémicos, es decir, que el veneno va dentro de las plantas y por eso cuando las abejas se alimentan del néctar y el polen de las flores resultan afectadas.

"Realmente la formulación no mata a las abejas, pero la acumulación de neonicotinoides en la comida y en el agua de los cultivos causa un desbalance neurológico en las abejas que les impide orientarse", apostilló.

De hecho, continuó, "cuando ya la dosis es suficiente para dañar el 'GPS' natural de las abejas viene el hecho de que cuando salen a trabajar no pueden regresar a la colmena porque sencillamente no saben en dónde queda".

De otro lado, añadió que las abejas también enfrentan un problema de monodieta, pues al ser llevadas a que polinicen grandes plantaciones de almendras, como ocurre en California; naranjas en Florida, o duraznos en Georgia, las abejas solo disponen de una sola planta.

"Las abejas, como cualquier otro organismo, necesitan una dieta diversa. El tener una monodieta crea problemas en su sistema inmunológico y ese debilitamiento las hace susceptibles a una cantidad de factores externos que causan el colapso de la colmena", aseguró Perilla.

Adicionalmente se ven sometidas a estrés, pues son transportadas en camiones durante largas jornadas y llevadas a polinizar grandes sembradíos, lo que "no es natural para ellas y además encuentran una monodieta" que como a los humanos, las afecta porque no tienen la variedad de alimento necesario para el crecimiento y desarrollo normal.

A lo anterior se suma la presencia de la varroa, un ácaro que puede producir "un virus que atrofia el crecimiento de las alas de las abejas".

Para Perilla "si no hay abejas, no hay polinización, si no hay polinización, no hay alimentos. De ese tamaño es el problema".

Sobre el proyecto con el BBVA, Perilla explicó que lo lleva a cabo junto con su colega Lisa Gring Pemble, con quien fundó Honey Bee Initiative, iniciativa que tiene como sede en Santander.

"La apicultura es la única industria realmente sostenible que le puede aportar riqueza a las personas", dijo Perilla, y agregó que en las colmenas que tienen en las poblaciones de Socorro, Palmas de Socorro y Confines, tienen abejas llamadas localmente "angelitas", que carecen de aguijón y poseen la particularidad de fabricar miel de mejor calidad.

Publicado en:

http://caracol.com.co/radio/2018/03/17/ecologia/1521302729_063636.html


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(2)

Los insecticidas neonicotinoides son un riesgo para las abejas, según la EFSA

Por Manuel Ansede, 28 de febrero de 2018 - 13:43 CET

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria alerta de la amenaza tras analizar 1.500 estudios científicos

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha confirmado hoy que tres polémicos insecticidas neonicotinoides —imidacloprid y clotianidina, fabricados por Bayer, y tiametoxam, de Syngenta— “en general” representan “un riesgo para las abejas silvestres [abejorro común y abeja solitaria] y las abejas melíferas”. Estos pesticidas, de uso frecuente en todo el mundo en cultivos de maíz, girasol, colza y algodón, están sometidos a restricciones en la UE desde 2013, en aplicación del principio de precaución.

Tras analizar 1.500 estudios científicos, la EFSA subraya que el riesgo es “en general”. Los resultados “varían en función de factores como la especie de abeja, el uso previsto para el plaguicida y las diferentes rutas de exposición (a través de residuos en polen y néctar, por la dispersión del polvo durante la siembra de semillas tratadas o a través del consumo de agua)”, según especifica la agencia europea, que admite riesgos bajos para algunos usos. “Sin embargo, tomadas en conjunto, las conclusiones confirman que los neonicotinoides representan un riesgo para las abejas”, zanja.

La EFSA subraya que es un organismo dedicado a la evaluación científica de riesgos y que no toma decisiones respecto a la autorización de productos regulados, incluyendo los pesticidas. Son los estados miembros y la Comisión Europea los que tendrán que tomar una decisión tras el dictamen de la EFSA.

La función polinizadora de las abejas es esencial en cultivos como la alfalfa, las almendras, los pepinos y las fresas. En los últimos años, multitud de estudios científicos han alertado del declive de las abejas, golpeadas por diferentes amenazas, además del uso abusivo de algunos pesticidas: la desaparición de su hábitat, una avispa asiática invasora que destruye las colmenas, el parásito Nosepa apis que colapsa su aparato digestivo, el ácaro Varroa que ingiere sus líquidos internos, el calentamiento global. Los expertos de la EFSA reconocieron en junio en una cumbre en Bruselas que se desconoce qué está pasando realmente con las abejas. Hay que recoger muchos más datos.

También en junio se conocieron los resultados del experimento en el campo más ambicioso hasta la fecha, financiado por los propios fabricantes de los pesticidas, Bayer y Syngenta. Investigadores del Centro para la Ecología y la Hidrología de Reino Unido estudiaron 2.000 hectáreas de cultivos de colza cuyas semillas fueron tratadas con los insecticidas tiametoxam y clotianidina, en Alemania, Hungría y Reino Unido. En Hungría, el número de colonias de abejas descendió un 24% durante el invierno. En Reino Unido, hasta un 79%, aunque en zonas sin neonicotinoides la caída fue de un 58%.

En Alemania, sin embargo, no se detectaron efectos negativos e incluso “la vitalidad de las colonias de abejas melíferas aumentó cuando las abejas pecorearon en colza tratada”, según destacó Bayer en un comunicado. Tanto Bayer como Syngenta criticaron las conclusiones del estudio que ellas mismas habían financiado.

El principal autor de aquel trabajo, el entomólogo Ben Alex Woodcock, subrayó las ventajas de estos pesticidas, pese a sus inconvenientes. “Se dirigen a insectos que dañan la planta y se pueden aplicar en semillas en muy bajas dosis, pero protegen a toda la planta y reducen la necesidad de insecticidas de amplio espectro pulverizados”, explicó. Las autoridades tienen ahora que evaluar estos riesgos y compararlos con los de las alternativas.

La Asociación Europea de Protección de Cultivos, que representa a la industria, ha dicho esta mañana por boca de su portavoz, Anna Gatt Seretny, que "no hay pruebas que demuestren que las restricciones a los neonicotinoides hayan tenido un impacto positivo en las poblaciones de abejas en Europa". Según esta organización, si finalmente se prohíben los neonicotinoides, "la UE se convertirá rápidamente en un importador neto de maíz, trigo y de otros cultivos básicos".

La ONG ecologista Greenpeace ha pedido al Gobierno español que respalde la propuesta de prohibición de los tres insecticidas neonicotinoides que se votará en Bruselas el próximo 22 de marzo.

Publicado en:

https://elpais.com/elpais/2018/02/28/ciencia/1519817690_532532.html


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¿Qué está ocurriendo con las abejas?

Los datos sobre la crisis de los insectos polinizadores son inconsistentes o no existen, lamentan los expertos europeos en una cumbre organizada en Bruselas

Manuel Ansede, Bruselas, 27 de junio de 2017 - 08:57 COT

Las abejas son el equivalente al sexo animal para muchas plantas. Gracias a su cuerpo cubierto de pelos, transportan fácilmente el polen desde las partes masculinas de una flor hasta las partes femeninas, ya sean de la misma planta o de otras alejadas. Así ocurre la reproducción en muchas especies vegetales, como la fresa, cuyo fruto requiere al menos 21 visitas de abejas para ser grande y sabroso, según los cálculos de Naciones Unidas. Las abejas no son los únicos insectos polinizadores, pero son vitales en cultivos como la alfalfa, las almendras, los pepinos y las fresas.

La Unión Europea está preocupada. En los últimos años, diferentes estudios científicos han señalado el declive de las abejas, asediadas por una multitud de amenazas: la destrucción de su hábitat, el uso abusivo de algunos pesticidas hoy prohibidos temporalmente en la UE, la invasora avispa asiática que ataca las colmenas, el ácaro Varroa que chupa sus líquidos internos, el parásito Nosema apis que afecta a su aparato digestivo, el cambio climático. Y el principal problema es que se desconoce qué está pasando realmente. Faltan datos.

“Nuestro objetivo es reunir a los apicultores, los agricultores, la industria, los científicos, los expertos en evaluación de riesgos, los ciudadanos y los políticos para estudiar cómo mejorar la toma de datos para evaluar de manera más realista el estado de salud de las abejas en Europa”, declaró ayer el veterinario Simon More, del University College de Dublín (Irlanda).

More ha inaugurado el simposio científico Hacia una asociación europea para las abejas, coorganizado en Bruselas por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que ha invitado al acto a EL PAÍS. La reunión supone un intento de iluminar un sector a menudo opaco por la mezcolanza de intereses. El mensaje es claro: hay que recoger muchos más datos sobre lo que está pasando y, sobre todo, compartirlos.

El alemán Walter Haefeker, presidente de la Asociación Europea de Apicultores Profesionales, se ha encargado de poner los pies en el suelo a los asistentes. “Los apicultores necesitamos privacidad”, ha defendido. Su organización aboga por ofrecer “datos anonimizados” o “cifrados, con la llave en la mano del apicultor”. Divulgar un problema en las colmenas de una empresa puede arruinar su negocio.

El zoólogo Miguel Ángel Miranda, de la Universidad de las Islas Baleares, señala otro problema: la abundancia de “apicultores de fin de semana”. En España, hay 24.755 apicultores, de los que solo el 19% son profesionales, según las cifras del Ministerio de Agricultura. Esto puede provocar, según Miranda, que los tratamientos de las abejas se apliquen mal en muchas colmenas, generándose resistencias contra las enfermedades.

Laszlo Kuster, de la Dirección General de Seguridad Alimentaria de la Comisión Europea, ha detallado la magnitud del desafío. Kuster ha recordado los recientes resultados del primer programa de vigilancia de la mortalidad de colonias de abejas melíferas en 17 países de la UE. El proyecto, bautizado Epilobee, analizó 176.860 colonias, con una metodología establecida, pero incluso en esas condiciones muchos de los datos no estaban tomados de manera armonizada. “Incluso con la mejor preparación, los datos son insuficientes”, ha lamentado Kuster.

Los resultados de Epilobee en el invierno de 2013-2014 mostraron mortalidades de un 5% en España, un 14% en Francia y un 15% en Suecia. Un año antes, con un invierno más largo y frío, la mortalidad alcanzó un 10%, un 14% y un 29%, respectivamente. En cualquier caso, son porcentajes alejados de las cifras alarmistas manejadas por algunas organizaciones ecologistas, aunque la ingente cantidad de datos se sigue estudiando.

Los inspectores de Epilobee registraron las prácticas apícolas en cada colmena, anotaron las manifestaciones clínicas de enfermedades infecciosas y parasitarias y tomaron muestras para su análisis, pero se centraron en las abejas domésticas. En Europa hay una sola especie de abeja doméstica, pero pululan 1.884 especies silvestres.

El biólogo y científico de la computación Arthur Thomas llegó al mundo de las abejas hace unos meses. Thomas, del Instituto de Internet de Oxford, es un experto en elaborar modelos predictivos sobre el comportamiento futuro de diferentes poblaciones de seres vivos. No tenía “ni idea” de la complejidad de los problemas que afrontan las abejas, pero su estupefacción llegó por otro lado. “La disponibilidad de datos es sorprendentemente escasa. Incluso en el ámbito nacional es complicado conseguir datos. O son inconsistentes o no existen”, apunta.

La mayor parte de los estudios científicos que existen son de alcance geográfico muy limitado y examinan solo una o dos variables, pero no las interacciones entre todas las amenazas. El sector sabe que la situación no va a cambiar de la noche a la mañana. La veterinaria portuguesa Ana Afonso, líder del equipo de riesgos emergentes en la EFSA, lo resume en una frase: “No va a nacer un Google Abejas el año que viene, con información en tiempo real”. Pero ese sería, reconoce, su objetivo ideal.

Publicado en:

https://elpais.com/elpais/2017/06/26/ciencia/1498485505_330805.html


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Colombia, 1 de agosto de 2017, 2:57 pm

Lo que está matando a las abejas nos puede matar a todos

Lo afirman expertos, a propósito de la alarma por el apicidio que se viene presentando en Colombia y otros países por el uso irresponsable de agroquímicos.

Cocteles químicos para blindar los cultivos de las plagas serían culpables del colapso de las colmenas. La desaparición de estos animales pone en riesgo la tercera parte de los alimentos que consume el hombre.

Todo apunta a que la fuerte exposición a pesticidas, llamados neocotinoides, están afectando la capacidad de orientación de las abejas, disminuyendo su vuelo hasta morir.

Así lo explica el ingeniero agrónomo Ignacio Roldán, quien a su vez es apicultor.

Un escenario que tiene enfrentados a los campesinos apicultores con los agricultores. Los primeros defienden sus abejas; los segundos, sus cultivos de las plagas.

¿Cuáles son esos químicos que están envenenando abejas? Los apicultores que han llevado algunas especies muertas a laboratorios certificados por el ICA ya tienen los resultados.

“El fipronil es el producto que ha matado estas abejas”, dice Abdón Salazar, apicultor de Armenia.

Agrega que “el tiamatoxan con landiacialotrina”, usado para el tratamiento de la broca en el café, ha mermado la población.

Ante esto, Guiomar Nates, experta en abejas de la Universidad Nacional, dice que hay aproximadamente 150 agroquímicos prohibidos, “pero nadie está mirando si se vende o no se vende”.

Un mundo sin polinizadores, explica la científica, podría generar un efecto dominó: primero desaparecerían las abejas, luego los cultivos y la última ficha por caer sería generar una crisis de hambre.

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(5)

Colombia, 31 de julio de 2017, 2:17 pm

Apicidio: el 30% de las abejas en Colombia ha muerto en los últimos 3 años

Por: Noticiascaracol.com
Plaguicidas son los responsables, dicen apicultores, algunos de los cuales ya se declaran en quiebra. ¿Y las autoridades qué están haciendo? Informe especial.

En agosto de 2014, en Cundinamarca, se registró la primera tragedia con la desaparición de 75 colmenas.

A esta problemática ambiental se han sumado otras registradas en los departamentos de Sucre, Córdoba, Norte de Santander, Santander, Antioquia, Boyacá, Caldas, Risaralda, Quindío, Tolima, Huila, Valle, Casanare y Meta.

Los insumos químicos y plaguicidas usados por los agricultores estarían causando el apicidio.

“Estos productos atacan especialmente el sistema nervioso central de las abejas. Ellas mueren por desorientación, no regresan, pierden la memoria”, dice Abdón Salazar, líder de Abejas Vivas en Armenia y denuncia desprotección del Estado.

Una colmena, explica, cuesta entre 700 mil y un millón de pesos, es decir que la pérdida de una de ellas es como la pérdida de una cabeza de ganado.

Albert Einstein dijo: "si las abejas desaparecieran del planeta, al hombre solo le quedarían 4 años de vida". ¿Por qué? No se pierda este martes la segunda parte de este informe especial.

Publicado en:

https://noticias.caracoltv.com/caracol-investiga/apicidio-el-30-de-las-abejas-en-colombia-ha-muerto-en-los-ultimos-3-anos



Fuente: caracol.com.co
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