Con frecuencia, cuando hablamos de empresa creemos referirnos a grandes edificaciones o construcciones; chimeneas, tornillos, ladrillos y operarios se vienen a la mente en una conjugación de aquello que relacionamos con el mundo empresarial. Igualmente vinculamos el término con fastuosidad y acumulación de capital o de ingentes recursos económicos. Pocas veces el término se asocial con estilo de vida, mucho menos con calidad de vida o, simplemente, con gestión y autodeterminación existencial. Tal vez es por ello por lo que la empresa se asocia con horarios extenuantes, jornadas interminables y una poco deseable responsabilidad. Empresa significaba abolición de vida familiar y social, enfermedad o estrés, soledad y, casi siempre, marginamiento total.
Pero el concepto de empresa ha mutado significativamente en las últimas décadas de la mano de las transformaciones tecnológicas y de los avances mecánicos; una empresa ya no requiere grandes espacios, muros o multitud de obreros y funcionarios. Eso ya es cosa del pasado. Hoy se requiere de imaginación, disciplina, talento y una visión amplia de nuestra sociedad. Queda atrás esa imagen de un empresario imbuido en la simple idea de hacer dinero, de enriquecerse fatuamente en el simple prurito de ostentar sus riquezas. El empresario del siglo XXI es muy diferente y gran parte de su vida la consagra a educarse, formarse, instruirse y convertir su existencia en el modelo de la gran empresa que desea legar. Es lamentable ver la deplorable imagen de un empresario cuya única motivación es la adquisición de bienes que contribuyen al contraste de su propia existencia; sirven como mofa y burla social por la sencilla razón que se convierten en una especie de bufones o payasos que nos recuerda a los Beverly Ricos que enriquecidos de la noche a la mañana no logran superar sus taras y sus conflictos emocionales.
En la ciudad de San Juan de Pasto nos encontramos con un empresario que contribuye a formar empresa, que educa a los empresarios y a los emprendedores, que motiva a quienes sienten el llamado de transformar su sociedad mediante la formación y desarrollo de empresas. Con sorpresa miramos a este pastuso raizal llevando su mensaje a diferentes regiones de Colombia, comprometido con el desarrollo y fortalecimiento de grupos asociativos, empresariales y sociedades mercantiles. Se trata de Amilkar Hernández Arteaga, creador de un novedoso método formativo en sabiduría empresarial y en educación financiera empresarial. Tengo el honor de ser su amigo desde la niñez y siempre he admirado en él su capacidad de lucha, su deseo vehemente de una humanidad mejor y libre, de una sociedad integrada por seres que comprendan la importancia de una educación integral que incluya la financiera y empresarial: “Son 16 años en busca de formación que sirve para obtener los secretos del manejo del dinero y las habilidades empresariales que, académica y profesional ninguna institución educativa se ha comprometido dar a conocer, porque el sistema de educación está programado para hacer empleados rutinarios…”; y dueño de una obra nueva y novedosa en multimedia afirma con orgullo propio que “Esta obra tiene el propósito de crear negocio, empresa y una nueva educación para distinguir del empleado con el hombre de negocios y trabaje de una forma independiente y libre…”.
Se trata de una caja que contiene nueve CDs que incluye la educación del dinero, la creatividad, inversión e inteligencia de un empresario, el poder del ahorro, estudios de marketing, venta profesional, formación de negocio y empresa, calidad total, liderazgo empresarial y coaching y motivación laboral y empresarial. En ellos se aborda hábitos financieros pobres y abyectos, la importancia de la educación financiera, cómo hacer dinero de la nada, estudios de marketing y estrategias de ventas, estudios psicológicos del vendedor y el comprador de productos, bienes y servicios, qué es realmente una empresa y el verdadero papel del empresario, poder transformador de la empresa y los productos en nuestra sociedad, tipos de liderazgo y como cultivarlos en nuestras sociedades y empresas. Se estudia y analiza la vida de grandes líderes y transformadores sociales entendiendo sus motivaciones espirituales y su amplio sentido ético y altruista.
Amilkar es un verdadero empresario en todo el sentido de la palabra: innovador, critico, motivador, resiliente, visionario, dueño y poseedor de una personalidad que le permite afrontar las dificultades con la precisión de la filosofía que pregona y promueve. Sin duda alguna que su labor y su tarea deben ser conocidas en nuestra región, apoyada por empresarios y emprendedores y, sobre todo, llevada a las instituciones educativas y formativas de nuestro departamento. No es fortuito que su trabajo se conozca en muchas regiones de Colombia y que su kit motivacional lleve ya ocho ediciones.