Qué buscar, dónde y por qué

 
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Martes, 27 de noviembre de 2018.



Qué buscar, dónde y por qué

“Si no sabemos la naturaleza de la fiera que medra, no sabremos cuán peligrosa es”
“Shomos amigosh”.

La francmasonería.—

parecida en Europa entre finales del siglo XVII y principios del XVIII, la masonería moderna o «especulativa» ha sido descrita a menudo como "un sistema peculiar de moral, bajo el velo de alegorías y enseñado por símbolos". Se presenta a sí misma como una herramienta de formación, con un método particular que, basado en el simbolismo de la construcción, permite a sus miembros desarrollar su capacidad de escucha, de reflexión y de diálogo, para transmitir estos valores a su entorno.

La historia institucional de la masonería presenta numerosas disidencias, cuyas principales causas, con importantes matices y derivaciones, están relacionadas con la admisión de la mujer en las logias de hombres, la cuestión de las creencias religiosas o metafísicas, la naturaleza de los temas tratados o la forma de trabajar de las logias, así como con las bases sobre las que se fundamenta la regularidad masónica. La existencia de distintos puntos de vista sobre estos y otros temas ha dado lugar al desarrollo de distintas ramas o corrientes masónicas, que a menudo no se reconocen entre ellas.

“DICEN”:—

I) QUE el compás ha sido considerado entre nosotros como el emblema de las ciencias exactas. La noción de regla, de rectitud o está también por otra parte en la base del kuei chino. Los grados de la abertura del compás simbolizan, en la tradición masónica, las posibilidades y los grados del conocimiento, 45° se refiere al octavo, 60° al sexto y 90° al cuarto. La masonería, al limitar la abertura del compás a 90° máximo, indica con ello los límites que el individuo no sabría traspasar. El ángulo de 90° reproduce la escuadra. Ya que la escuadra es, como sabemos, el símbolo de la materia; el compás es el símbolo del espíritu y de su poder sobre la materia. El compás abierto en 45° indica que la materia no está completamente dominada, mientras que la abertura de 90° realiza íntegramente el equilibrio entre las dos fuerzas; el compás se convierte en escuadra justa.

II) Y QUE, además, la escuadra (símbolo de la virtud) y el compás (símbolo de los límites con los que debe mantenerse cualquier masón respecto a los demás) son quizá los dos símbolos masónicos más conocidos. Aquí aparecen también las letras "G" y "A", que representan al Gran Arquitecto del Universo (abreviado, "G.'.A.'.D.'.U.'."), concepto utilizado sobre todo en el rito escocés.

Notas extraídas de Wikipedia, hoy martes, 27 de noviembre de 2018.

“Si no sabemos la naturaleza de la fiera que medra, no sabremos cuán peligrosa es”
“Shomos amigosh”.

René Descartes.—

René Descartes,1 también llamado Renatus Cartesius (en escritura latina) (Nace en La Haye, en Touraine, el 31 de marzo de 1596 — Muere en Estocolmo, Suecia, el 11 de febrero de 1650), fue un filósofo, matemático y físico francés, considerado como el padre de la geometría analítica y de la filosofía moderna, así como uno de los epígonos con luz propia en el umbral de la revolución científica.

Pequeña Biografía.—

Durante la Edad Moderna era también conocido por su nombre latino Renatus Cartesius. Descartes nació el 31 de marzo de 1596 en la Turena, en La Haye en Touraine, hoy en día llamada Descartes en su honor, después de que su madre abandonara la ciudad de Rennes, donde se había declarado una epidemia de peste bubónica. Pertenecía a una familia de baja nobleza; su padre fue Joachim Descartes, consejero en el Parlamento de Bretaña. Era el tercero de los descendientes del matrimonio entre Joachim Descartes, parlamentario de Rennes, y Jeanne Brochard, por lo que, por vía materna, era nieto del alcalde de Nantes.

Infancia y adolescencia.—

Después de la temprana desaparición de su madre, Jeanne Brochard, a pocos meses después de su nacimiento, quedó al cuidado y crianza de su abuela, su padre y su nodriza. Fue criado por la atención de una nodriza, a quien permanecerá ligado toda su vida, en casa de su abuela materna. Su madre muere el 13 de mayo de 1597, a los trece meses siguientes de haber alumbrado a René y pocos días, luego del nacimiento de un niño que no sobrevive.
Su padre comenzó a llamarle su «pequeño filósofo» porque el pequeño René se pasaba el día planteando preguntas.

Con once años entra en el Collège Henri IV de La Flèche, un centro de enseñanza jesuita en el que impartía clase el padre François Fournet —doctor en filosofía por la Universidad de Douai— y el padre Jean François (matemático) —que le enseñará matemáticas durante un año— en el que permanecerá hasta 1614. Estaba eximido de acudir a clase por la mañana debido a su débil salud y era muy valorado por los educadores a causa de sus precoces dotes intelectuales. Aprendió física y filosofía escolástica, y mostró un notable interés por las matemáticas; no obstante, no cesará de repetir en su Discurso del método que en su opinión este sistema educativo no era bueno para un adecuado desarrollo de la razón. De este periodo no conservamos más que una carta de dudosa autenticidad —puede ser de uno de sus hermanos— que en teoría Descartes escribió a su abuela.

Educación.—

La educación que recibió en La Flèche hasta los dieciséis años de edad (1604-1612) le proporcionó, durante los cinco primeros años de cursos, una sólida introducción a la cultura clásica, habiendo aprendido latín y griego en la lectura de autores como Cicerón, Horacio y Virgilio, por un lado, y Homero, Píndaro y Platón, por el otro. El resto de la enseñanza estaba basada principalmente en textos filosóficos de Aristóteles (Órganon, Metafísica, Ética a Nicómaco), acompañados por comentarios de jesuitas (Suárez, Fonseca, Toledo, quizá Vitoria) y otros autores españoles (Cayetano). Conviene destacar que Aristóteles era entonces el autor de referencia para el estudio, tanto de la física, como de la biología. El plan de estudios incluía también una introducción a las matemáticas (Clavius), tanto puras como aplicadas: astronomía, música, arquitectura. Siguiendo una extendida práctica medieval y clásica, en esta escuela los estudiantes se ejercitaban constantemente en la discusión (Cfr. Gaukroger, quien toma en cuenta la Ratio studiorum: el plan de estudios que aplicaban las instituciones jesuíticas).

Juventud.—

A los 18 años de edad, Descartes ingresó en la Universidad de Poitiers para estudiar derecho y medicina. Para 1616 cuenta con los grados de bachiller y licenciado en Derecho.
A los veintidós años parte hacia los Países Bajos, donde observa los preparativos del ejército de Mauricio de Nassau para la inminente Guerra de los Treinta Años. En 1618 y 1619 reside en Holanda. Allí conocerá a un joven científico, Isaac Beeckman, con quien durante varios años mantiene una intensa y estrecha amistad. Para él escribe pequeños trabajos de física, como «Sobre la presión del agua en un vaso» y «Sobre la caída de una piedra en el vacío», así como un compendio de música. En 1619 se enrola en las filas del duque Maximiliano de Baviera. Acuartelado cerca de Baviera durante el invierno de 1619, pasa su tiempo en una habitación calentada por una estufa, donde tiene tres sueños sucesivos que interpreta como un mensaje del Cielo para consagrarse a su misión de investigador. De esa época posiblemente data su concepción de una matemática universal y su invento de la geometría analítica.
Renuncia a la vida militar en 1619. Abandona Holanda, vive una temporada en Dinamarca y luego en Alemania, asistiendo a la coronación del emperador Fernando en Fráncfort . Viaja por Alemania y regresa a Francia en 1622, estancia que aprovecha para vender sus posesiones y así asegurarse una vida independiente. Pasa una temporada en Italia (1623-1625), donde sigue de cerca el itinerario que décadas antes había hecho Michel de Montaigne.

Etapa investigadora.—

En noviembre de 161816 conoció en Breda a Isaac Beeckman, quien intentaba desarrollar una teoría física corpuscularista, muy basada en conceptos matemáticos. El contacto con Beeckman estimuló en gran medida el interés de Descartes por la matemática y la física. Pese a los constantes viajes que realizó en esta época, Descartes no dejó de formarse y en 1620 conoció en Ulm al entonces famoso maestro calculista alemán Johann Faulhaber. Él mismo refiere que, inspirado por una serie de sueños, en esta época vislumbró la posibilidad de desarrollar una «ciencia maravillosa».17 El hecho es que, probablemente estimulado por estos contactos, Descartes descubre el teorema denominado de Euler sobre los poliedros.
A pesar de discurrir sobre los temas anteriores, Descartes no publicó entonces ninguno de estos resultados. Durante su estancia más larga en París, Descartes reafirma relaciones que había establecido a partir de 1622 con otros intelectuales, como Marin Mersenne y Guez de Balzac, así como con un círculo conocido como «Los libertinos». En esta época sus amigos propagan su reputación, hasta el punto de que su casa se convirtió entonces en un punto de reunión para quienes gustaban intercambiar ideas y discutir. Con todo ello su vida parece haber sido algo agitada, pues en 1628 se bate en duelo, tras el cual comentó que «no he hallado una mujer cuya belleza pueda compararse a la de la verdad».

El año siguiente, con la intención de dedicarse por completo al estudio, se traslada definitivamente a los Países Bajos, donde llevaría una vida modesta y tranquila, aunque cambiando de residencia constantemente para mantener oculto su paradero. Descartes permanece allí hasta 1649, viajando, sin embargo, en una ocasión a Dinamarca y en tres a Francia.

La preferencia de Descartes por Holanda parece haber sido bastante acertada, pues mientras en Francia muchas cosas podrían distraerlo y había escasa tolerancia, las ciudades holandesas estaban en paz, florecían gracias al comercio y grupos de burgueses potenciaban las ciencias fundándose la academia de Ámsterdam en 1632. Entre tanto, el centro de Europa se desgarraba en la Guerra de los Treinta Años, que terminaría en 1648.

Fallecimiento.—

En septiembre de 1649, la reina Cristina de Suecia llamó a Descartes a Estocolmo. Allí murió de una neumonía el 11 de febrero de 1650, a los 53 años de edad. Actualmente se pone en duda si la causa de su muerte fue la neumonía. En 1980, el historiador y médico alemán Eike Pies halló en la Universidad de Leiden una carta secreta del médico de la corte que atendió a Descartes, el holandés Johan Van Wullen, en la que describía al detalle su agonía. Curiosamente, los síntomas presentados —náuseas, vómitos, escalofríos— no eran propios de una neumonía. Tras consultar a varios patólogos, Pies concluyó en su libro El homicidio de Descartes, documentos, indicios, pruebas, que la muerte se debía a envenenamiento por arsénico. La carta secreta fue enviada a un antepasado del escritor, el holandés Willem Pies.
En el año de 1676 se exhumaron los restos de Descartes; colocados en un ataúd de cobre se trasladaron a París para ser sepultados en la iglesia de Sainte-Geneviève-du-Mont. Movidos nuevamente durante el transcurso de la Revolución francesa, los restos fueron colocados en el Panthéon, la basílica dedicada a los grandes hombres de la nación francesa. Nuevamente, en 1819, los restos de René Descartes cambiaron de sitio de reposo y fueron llevados esta vez a la Abadía de Saint-Germain-des-Prés, donde se encuentran en la actualidad, a excepción de su cráneo que se conserva en el Museo del Hombre en París.

En 1935 se llamó, en su honor, «Descartes» a un cráter lunar.18 Su ciudad natal también fue bautizada como "Descartes".

El padre de la filosofía moderna.—

Al menos desde que Hegel escribió sus Lecciones de historia de la filosofía, en general se considera a Descartes como el padre de la filosofía moderna, independientemente de sus muy relevantes aportes a las matemáticas y la física. Este juicio se justifica, principalmente, por su decisión de rechazar las verdades recibidas, p. ej., de la escolástica, combatiendo activamente los prejuicios. Y también, por haber centrado su estudio en el propio problema del conocimiento, como un rodeo necesario para llegar a ver claro en otros temas de mayor importancia intrínseca: la moral, la medicina y la mecánica. En esta prioridad que concede a los problemas epistemológicos, lo seguirán todos sus principales sucesores. Por otro lado, los principales filósofos que lo sucedieron estudiaron con profundo interés sus teorías, sea para desarrollar sus resultados o para objetarlo. Este es el caso de Pascal, Spinoza, Newton, Leibniz, Malebranche, Locke, Hume y Kant, cuando menos. Sin embargo, esta manera de juzgarlo no debe impedirnos valorar el conocimiento y los estrechos vínculos que este autor mantiene con los filósofos clásicos, principalmente con Platón y Aristóteles, pero también Cicerón y Sexto Empírico.19 Descartes aspira a «establecer algo firme y duradero en las ciencias». Con ese objeto, según la parte tercera del Discurso, por un lado él cree que en general conviene proponerse metas realistas y actuar resueltamente, pero prevé que en lo cotidiano, así sea provisionalmente, tendrá que adaptarse a su entorno, sin lo cual su vida se llenará de conflictos que lo privarán de las condiciones mínimas para investigar. Por otra parte, compara su situación a la de un caminante extraviado, y así concluye que en la investigación, libremente elegida, le conviene seguir un rumbo determinado. Esto implica atenerse a una regla relativamente fija, un método, sin abandonarla «por razones débiles».

LAS REGLAS DEL MÉTODO.—

Los principiantes deberían abordar la filosofía cartesiana a través del famoso Discurso del método, aunque para ahondar en el contenido sustantivo de su parte IV habrá que referirse a las antes referidas Meditaciones metafísicas. En sus primeras partes el Discurso resulta ejemplarmente ameno y fluido, a pesar de tratar temas fundamentales y darnos una buena idea del proyecto filosófico general del autor.20 Ante todo, Descartes explica en esta obra qué lo llevó a desarrollar una investigación independiente. La razón es que, aunque él atribuye al conocimiento un enorme valor práctico —lo cree indispensable para conducirse en la vida, pues «basta pensar bien para actuar bien»— su paso por la escuela lo ha dejado frustrado.
Por ejemplo, comenta que la lectura de los buenos textos antiguos ayuda a formar el espíritu, aunque solo a condición de leerse con prudencia (característica de un espíritu ya bien formado); reconoce el papel de las matemáticas, a través de sus aplicaciones mecánicas, para disminuir el trabajo de los hombres, y declara su admiración por su exactitud, aunque le parece que sobre ellas no se ha montado un saber lo suficientemente elevado.
De igual modo, juzgaba que las ciencias expuestas en los libros, al menos aquellas compuestas y progresivamente engrosadas con las opiniones de muchas y diversas personas, no están tan cerca de la verdad como los simples razonamientos que un hombre de buen sentido puede naturalmente realizar en relación con aquellas cosas que puedan estar tan carentes de prejuicios o que puedan ser tan sólidos como lo hubieran sido si desde nuestro nacimiento hubiésemos estado en posesión del uso completo de nuestra razón y nos hubiéramos guiado exclusivamente por ella, pues como todos hemos sido niños antes de llegar a ser hombres, ha sido preciso que fuéramos gobernados durante años por nuestros apetitos y preceptores, cuando con frecuencia los unos eran contrarios a los otros y, probablemente, ni los unos ni los otros nos aconsejaban lo mejor.

DISCURSO DEL MÉTODO. Segunda parte. Trad. G. Quintás. Ed. Alfaguara, Madrid, 1981.

Datos extraídos de Wikipedia, hoy martes, 27 de noviembre de 2018.


Inversión en recursos materiales relativos.
Resulta claro que hay cosas que esto, la red, han hecho mejor, para los miserables especialmente. La idea no se puede expresar mejor, u ocultar, si detrás de ella no hay lo que se quiere…

Por unas razones que no viene al caso asentar, estos datos nos son los buscados. Donde el Diablo mete la mano siempre queda olor a azufre; el rastro del infierno es difícil de ocultar para el que lleva el crucifijo en sí; y esa gente cuando mete las cuatro patas, ¡METEN EL CHANCLO ¡HASTA LAS G!!

Por algo que leí hace muchos años —los malditos se descubren sin darse cuenta. Y esos miserables mientras estuvieron como los viperinos que eran: escondiéndose, comiendo estiércol— ahora sé de cierto.


Atte. De Uds.

Buen día.
Martes, 27 de noviembre de 2018.

PD: (nota aparte) ¿Sabe por qué los cochinos masones esos SE LES COLGARON a los templarios y a Descartes?
Como decimos por estos lares: "Averígüelo, Vargas".

1) https://plus.google.com/photos/113533573083801735784/album/6628620252283409025/6628620256466750802?authkey=CPn55uragZm-Gg
2) https://plus.google.com/photos/photo/113533573083801735784/6628623787135058530
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