La idea era viajar durante seis meses. Regresar exhaustos a Argentina. Contratar televisión por cable, regar las plantas del jardín, ampliar la familia y dejar calcetines en la chimenea cada 24 de diciembre. Pero la aventura cambió la hoja de ruta. La expedición empezó en el año 2000 y todavía no ha terminado.
Herman Zapp y Candelaria Chovet escriben desde Zimbawe. Desde hace días esperan en la capital el repuesto de una pieza que tiene que llegar desde Argentina. Es un recambio para el viejo Graham-Paine, rebautizado como 'Macondo Cambalache', en auto en el que viajan desde hace catorce años. Los próximos días visitarán Malawi, Mozambique, bucearán en las islas de Pemba y viajarán a Tanzania, Kenia y Egipto...
Viven en permanente viaje. Pero sin prisa. El matrimonio calcula que desde la salida de Buenos Aires ha recorrido 250.000 kilómetros. 17.857 kilómetros al año. 1.488 kilómetros al mes. "La gente nos imagina encima del auto 24 horas al día. Pero la mayoría del tiempo estamos en casas de familia, disfrutando las costumbres de la zona o saboreando su cocina".
Un viejo Graham-Paine, rebautizado como 'Macondo Cambalache', es el auto en el que viajan desde hace catorce años. El Macondo Cambalache se ha adaptado a las necesidades familiares: Herman y Candelaria viajan con sus cuatro hijos nacidos durante la aventura. Pampa (Carolina del Norte, 2002); Tehue (Argentina, 2005); Paloma (Vancouver, 2007) y, finalmente, Wallaby (Sidney, 2009). El automóvil ha sido customizado para incluir un mueble de cocina, baño químico, baúl en la parte trasera y techo rígido donde juegan y duermen los niños.
os 3.000 dólares ahorrados para empezar el viaje se fundieron en los seis primeros meses. Entonces reinventaron las fuentes de ingresos. Candelaria empezó a vender acuarelas y en el año 2005 escribieron a cuatro manos el libro sobre su viaje 'Atrapa tu sueño'. Se han vendido más de 40.000 ejemplares, se han editado 8 ediciones y actualmente es su principal fuente de ingresos. Eso y la solidaridad de la gente. "La riqueza humana es increíble. Cada persona es única, el crecimiento personal es increíble y te hacen sentir que la caja en la que nos educaron es muy pequeña y existen millones de forma de vivir", explica Hernan.
La familia Zapp cierra los ojos para pensar en los lugares más espectaculares que ha visitado y recuerda personas. "Veo caras, caras de gente que son muchísimo más bellas que cualquier lugar. Si me regalas un billete no volvería a un paisaje, sino a algún hogar…" Pese a haber visto un shuttle despegar en Orlando, bucear entre barcos hundidos de la II Guerra Mundial en Filipinas o hecho snorkel en la Gran Barrera de Arrecifes de Australia.
Candela, secretaria cuando vivía en Argentina, es la responsable de la educación de Pampa, Tehue, Paloma y Wallaby y siguen un programa de educación a distancia con exámenes. Pese a la estricta formación académica, los cuatro hermanos acuden a colegios cuando permanecen más de dos semanas en un mismo lugar. "Les encanta el contacto con niños. En África han jugado horas y horas a la pelota, en la India aprendieron a jugar al cricket, en Australia al rugby, en Laos con ruedas de goma de bicicleta…"
Pero Herman destaca la tolerancia, la flexibilidad y la capacidad de adaptación como los valores más importantes que han aprendido sus hijos durante el viaje. "Charles Darwin dijo que no es más inteligente el que sobrevive, sino el que sepa adaptarse. Imagínate!"
No hay ruta establecida. El ritmo lo marca el instinto y los consejos de las personas que se cruzan en su vida. La idea era viajar dos meses por Sudáfrica y fueron once. Herman y Candelaria querían cruzar África en un año y hace dieciocho meses que exploran el continente negro. No se consideran viajeros, sino filósofos. No viajan, viven. "Es un estilo de vida. No podríamos vivir de otra forma. No es una locura perseguir los sueños, es una locura no ir a por ellos".
Fuente: noticias.terra.es
