La ficción, lo falso, lo místico y el mito, se confunden en mentes simples —mentes “simples” son aquellas que lo ven todo bajo un solo cristal/lente. Como las personas que solo enfocan su vista de lejos o de cerca: casi nunca la enfocan en la forma contraria originando el desgaste en esta capacidad— .
La ficción es una propuesta premeditadamente inventada sobre un tema, sobre una posibilidad, plausible bajo determinados parámetros.
El mito se basa en una creencia arraigada bajo ciertos criterios y/o hechos que, desde las plazas, originan “respuestas” sin rigores constatables.
El misterio. Este se basa en hechos documentados, pero que para los “eruditos (.) que se pretenden los más más”, no es suficiente, por cuanto para ellos “si la cosa no puede ser duplicada, es falsa”. Esa gente vive de premios, pergaminos, autolatrías y relaciones “pomposas”.
Pero, para esto, las mentes realmente ajustadas son las que se enfrentan con decisión tanto a hechos como a respuestas, que sabe que si las preguntas NO pueden ser respondidas, no es precisamente necesario considerarlas basadas en hechos falsos. Cuando el otorrinolaringo… Perdón. Cuando un ornitorrinco disecado fue llevado a Europa desde Australia, los “todosabios científicos” de la academia casi linchan a los que se los mostraron, ¡porque era un descarado intento de timo! Con lo de arriba sucede lo mismo.