El amor verdadero está en la salud y en la enfermedad (Historia real)

 
Related

Modelo de 14 años fallece por agotamiento en China

Historias Asombrosas
3434 points

Un inocente tatuaje se convierte en una tragedia. Su madre quiere advertir a todos los padres

Historias Asombrosas
4086 points



Most recent

Lanzamiento de TREVOLUTION de AutoMundial

Tecnologia
14 points

MuchoSur apuesta por un turismo consciente y transformador

Comunicaciones
6 points

Ella, la vida y el alma

El diario de Enrique
8 points

3 de cada 10 colombianos creen que el cambio climático es un problema lejano

Prensa
10 points

Pure Storage ofrece nuevas capacidades de gestión de almacenamiento de autoservicio

Patricia Amaya Comunicaciones
36 points

FRENTE A UNA DEMOLICIÓN EN CURSO NO HAY TIEMPO DE RAZONAR

Octavio Cruz Gonzalez
16 points

Lora 2, el smartwarch para todas las mamás de Colombia

Prensa
24 points

Nexsys amplía su oferta con Kingston FURY, la nueva joya de la memoria RAM para gamers

Prensa
14 points

Colombia en el Top 5 de los países de Latinoamérica más afectados por ransomware

Ciberseguridad
8 points

Pure Storage: tecnología sostenible y una cadena de suministro receptiva

Patricia Amaya Comunicaciones
8 points
SHARE
TWEET
Vale la pena tomar 5 minutos y leer esta maravillosa historia de amor, de una pareja que no ha permitido que el Alzheimer destruya su relación. Amor, paciencia y tolerancia es lo que ha necesitado Sindo para recorrer este difícil camino junto a su esposa.

El amor verdadero está en la salud y en la enfermedad (Historia real)

Cuando Loreto tenía 42 años la enfermedad tocó en su puerta. En 1986 poco o nada se conocía del diagnóstico. De hecho fue en La Coruña donde le abrieron los ojos. Aquí no sabían nada. La entrega de Sindo, su marido, ha sido tal que, como no tenía donde dejarla, se la llevaba al trabajo: si tenía que hacer repartos, la sentaba en la camioneta, taponaba la puerta contra la pared para que no escapara, y así… años.

Esta no es la historia de una mujer enferma. Es una historia de amor, de lo contrario es impensable que Sindo Fuentes y Loreto Barrasa hayan vivido con el Alzheimer a cuestas, luchando cada vez contra las más altas pero teniendo a mano el chubasquero. Que el agua, no la salpique.

Esta cruel enfermedad tocó en la puerta de Loreto cuando tenía 42 años; es probablemente una de las más jóvenes enfermas de canarias atrapada por la dolencia. Tenía una vida llena de proyectos cuando un día, ya digo, con 42 años y con dos hijos quinceañeros comenzó el principio del fin. Depresión, desmemoria, confusión, agresividad….. Loreto lleva 23 años sufriendo la enfermedad pero ella, en su desmemoriada y descontrolada mente, poco sabe ya del hombre que tiene a su lado Gumersindo Fuentes, Sindo, que no se ha separado de su lado ni un instante. Lean y verán hasta que punto.

Solo el amor, la compasión, la gratitud y los recuerdos de una vida en común plena, pero escasa en el tiempo, han sido capaces de darle fuelle a este ser humano extraordinario. Por eso digo que la de Sindo y Loreto no es la historia de una enfermedad; no, no, es una historia de amor que conmueve y que nos reconcilia con esa parte de la sociedad aún generosa, aún comprometida.

Sindo habla y habla tratando de no hacer parada y fondo en su tragedia y venirse abajo. Llora de vez en cuando, pero con disimulo se tapa la cara. No quiere que le vea. No sabe que no es Supermán. «¿Sabes cómo la conocí…?», dice. «Yo hice el cuartel en Aviación y un día en un guateque de reclutas vi a Loreto sentada, con una rebeca en las rodillas. Era preciosa…me acerqué y bueno… ya sabes ‘¿bailas…?’, me dijo que sí… desde ese día hasta hoy, estamos juntos. Era una chica muy guapa…¡mírala, mírala aquí…! (muestra fotos de la época). Éramos dos chiquillos, 16 o 17 años, más o menos, y entonces comencé a buscarla a la puerta del colegio don Antonio (Alcaravaneras). Salíamos mucho, nos gustaba bailar, el cine, y hasta ganamos concursos porque lo hacíamos muy bien. Bailábamos de todo, era una maravilla de mujer…».

Esa «maravilla de mujer» de la que habla con devoción está sentada a nuestro lado, en un banco, mirando sin ver. Quieta. Inmóvil. En eso la ha convertido el Alzheimer. Ni siente ni padece. «Tenemos dos hijos y aunque quieren ayudarme con su madre trabajan todo el día, tienen su vida y saben mi eterno alegato: ‘El problema de mamá es solo mío….».

Y así es. La vida de Sindo es la vida de una entrega absoluta a la mujer que quiere. Cada día de cada semana, de cada mes, de cada año Sindo la lleva a pasear durante dos horas. Loreto tiene dificultades para mover las piernas pero como el médico ha dicho que los ejercicios físicos retrasará la más que probable invalidez el paseo es una religión: «Lo peor es que vivimos en una casa sin ascensor; en el tercer piso. 69 escalones nos separan.

Fuente: www.alzheimeruniversal.eu
SHARE
TWEET
To comment you must log in with your account or sign up!
Featured content