Quizá la pregunta deba ser más bien… “¿nos volvemos mierdas…?”
Cuando el descaro de los malditos dirigentes del planeta —TODOS— se vuelve intolerable, la gente que llega a las respuestas correctas tiene que tomar una decisión: entregarla a los malditos perros, o negarlas.
Parece absurdo, si se piensa que el común de los mortales que buscan respuestas lo hacen para introducirse, efectivamente, en el sistema; independientemente de que lo consideren bueno o malo; o que lo acepten… o…
Partamos del hecho de que el maldito sistema, en sí, es (muy) distinto de lo que fue, o pudo ser… o haber sido. El mundo se corrompió de forma absolutamente infame.
Una verdad es un principio fundamental para el ser humano. Y en eso la opinión estúpida de los cerdos del mundo carece de valor alguno. Pero un mundo en el que una casta de perros, malparidos y malnacidos, pertenecientes a dos castas de HIJOSDEPUTA, teólogos CORRUPTO-CORROMPIDOS y filósofillos (.) de mierda, es una miseria, y todo ese conjunto de asquerosos solo ve por el ojo de su culo: “el manido TERCER OJO”.
Nuestra búsqueda iba conservando la dirección de los ideales apropiados hace unos cuarenta años. Antes de que las nuevas generaciones degeneraran el camino. Y, sí, ayudamos mientras se conservó tal camino, cuando la racionalidad mostró un buen camino. Pero cuando comenzamos a ver que el camino estaba siendo llevado —desde “por allá arriba (,)”. Muy arriba, en el mundo— hacia estadíos miserables, comenzamos a detenernos, esperando que lo que estábamos viendo fuese pasajero, que se enderezara el camino. Algo que infortunadamente NO sucedió. Por el contrario, vimos como las basuras del planeta iban hundiendo más y más la situación.
Una persona con moral estúpida encuentra una gema e inmediatamente quiere entrar al sistema, importándole un soberano culo que este se muestre a todas luces corrompido, miserablemente, para ella, esa persona, lo importante es entrar a comer con las grandes basuras del planeta —como las que vimos reunidas a manteles en Oslo y Estocolmo estos días— . Así, ¡basura ¡Es basura!!