Hoy podemos encontrar un sinfín de leyendas sobre startups que nacieron del sueño de un grupo de amigos de la infancia que se juntaron a trabajar casi sin recursos en el garaje de sus casas y terminaron volviéndose héroes millonarios. Esas historias nos siguen inspirando, pero hay más detalles para tener en cuenta: en este éxito a veces participan actores fundamentales que no siempre son mencionados cuando se cuenta la historia.
Los inversores de una startup no sólo aportan capital, sino que además agregan redes de contactos, y entre ellos, a potenciales inversores que participarían de las siguientes rondas de capitalización. Un inversor que inyectó capital en la primera ronda de una startup, suele tener un rol protagónico en la negociación de la segunda ronda. Y si el inversor de la primera ronda es conocido, socio o amigo del inversor de la segunda ronda, la influencia que ejerce en esta última negociación es total. Lo curioso es que esta interrelación entre inversores de distintas rondas se da más frecuentemente de lo que se supone.
Por el año 2005, una de las principales firmas de inversión de Venture Capital de USA, Sequoia Capital, invirtió 11.5 millones de dólares en una startup llamada YouTube. Un año más tarde, Google compró YouTube en 1.650 millones de dólares. Se calcula que Sequoia entró con una valuación de 40 millones, y por tanto hizo un muy buen negocio (multiplicó por 41 su inversión), en muy poco tiempo (un año) y con una empresa que perdía varios millones de dólares. Para Google, la startup tenía un valor estratégico muy alto porque significaba un canal potente para vender más publicidad. ¿Quién influyó en esta trascendente compra? Sequoia, quien además gozaba del privilegio de ser uno de los primeros y principales inversores de Google. No es casualidad que al día de hoy Google haya adquirido al menos cuatro startups capitalizadas por Sequoia (AdMob, ITA Software, Meebo, YouTube).
En el mundo de los Venture Capitalists suelen encontrarse críticas a la firma Andreessen-Horowitz por ser insensibles al precio al invertir en startups, es decir, no se fijan en determinar si están adquiriendo participaciones caras sino que confían en encontrar luego a compradores que paguen un precio más alto todavía por esa participación.
En el 2010, nace Instagram con una inversión de 500 mil dólares provenientes de Baseline Ventures y Andreessen-Horowitz. En el 2011, Instagram hace un ronda Serie A por 7 millones de dólares, que termina valuando a la compañía en 25 millones. El 3 de Abril del 2012, Instagram recibe una inversión de 50 millones por una valuación de 500 millones, lo que significaba una apreciación de 20 veces en el valor de la compañía en el término de un año nada mal para una compañía que no tenía siquiera un modelo de negocios definido. Pero nueve días más tarde, el 12 de Abril del 2012, Facebook compra Instagram a una valuación de 1.000 millones, el doble de la valuación determinada una semana y media antes. Esta fue una excelente victoria Andreessen-Horowitz que se hicieron noticia por haber convertido 250 mil dólares en 78 millones con esta inversión. Un detalle: Marc Andreessen no sólo es una de las personas más influyentes del mundo de Internet sino que además acompaña a Mark Zuckerberg en el directorio del Facebook desde el 2008.
Es común encontrar startups que ya tengan un posible comprador para la compañía aun antes de ser creada. Pero esto no es un juego para todos. Lo pueden hacer las personas adecuadas, en el momento adecuado, con la influencia adecuada, y aun así, cuando se cuenta la historia, se sigue hablando sólo de los amigos de la infancia que empezaron en un garaje.
3 octubre, 2012 By Sebastian Ortega
Fuente: www.igangels.com