atarse entre hermanos es por mucho más común que lo pensado, ya que se ha normalizado capitalizar lo que otrora era naturalmente emocional, conduciendo a personas hasta los bordes de infundados sentimientos por materialismos sanguinolentos, terminando convertidos y concretados en hechos de violencia motivada por lo que antes fueron discusiones zalameras por parte de seres cercanos, amistosos y querientes entre ellos, no es extraño entonces las escaramuzas de batallas contra hermanos, conduciéndose fácilmente hacia finales de guerras fratricidas, parricidas, uxoricidas y homicidas, sólo basta mirar lo que está ocurriendo entre nosotros, o lo que sucede con los otros.