21 junio 2022
- Estaba deseándolo, contaba las horas como hacía Sabina después de romper los cristales del Banco Hispanoamericano, por fin era domingo.
- Me acuerdo de que, yo muy machito, con mis ya muy veteranos diecisiete años, me quitaba el bañador llegando casi a la línea del horizonte (sin exagerar) y saludaba con él en mano … y ella, cuando volvía a la arena de la playa, junto a ella, me decía …¡¡¡Estas loco!!! - Por tí, confirmaba su queja.
- De vuelta compraba una bolsa mediana de papas fritas (una peseta por bolsa y para los dos) de papel de color verde trasparente, y las deleitábamos una a una como si fuera un caramelo de rica miel.
- Después, nos sentábamos en mi barcelonesa Plaza Real y mientras dejábamos que las palomas dejaran caer sus excrementos como si de una lotería se tratara sobre nuestras cabezas, me metía entre pecho y espalda uno de esos fabulosos tanques de cerveza rubia y fría como una cama sin pareja, y mientras creía estar ya dispuesto a morir dada la magnitud de la dicha conseguida, aún me atrevía a decirle al siempre poco amable camarero: ¿Le quedan calamares a la romana?
- Luego … luego empezamos a soñar, a crecer, a vivir … a ser felices, ese era nuestro mundo, como el de hoy, pero con menos años.
Fuente: etarragof.blogspot.com