Colombia es uno, incluso me atrevo asegurar que es el mayor, epicentro del arribismo social del mundo, ya que está conformada por sociedades llenas de individuos con una de la más aborrecible característica, la de sentir vergüenza social a partir, o a raíz, de sus propios orígenes humildes o rurales, lo cual lleva a que estas personas, necesariamente y soterradamente, desconozcan y descalifiquen miserablemente de su procedencia familiar, y en actos de despreciable siutiquería, a través de ella, llegar inclusive a inscribirse como pertenecientes del bando contrario, o sea denominarse y creerse miembros de la aristocracia criolla, renegando a su paso de sus compatriotas, familiares, amigos, vecinos, y si es del caso hasta de sus propios padres, hallándose en esta reacción parte de los maléficos efectos de una aberración social, la que podríamos catalogar como una fobia, o sea una especie de enfermedad psicológica, apreciándola y notándola permanentemente en todo tipo de personajes públicos, en cuanto éstos logran llegar a adquirir un poco, o mucho, de prestigio social o riqueza material, presentándose ejemplos por montones de esta forma de arribismo, o esnobismo social, por medio de las pocas actividades que en Colombia se le permite a los habitantes humildes participar para encontrar una oportunidad de superarse, ya que no pueden clasificar ni tampoco entrar por conducto directo, ni fácilmente, dentro de las aristocracias regionales o nacionales, pues éstos son lugares donde solamente esa supuesta alcurnia se hereda, entonces vemos cómo, de un momento a otro, deportistas, sean estos modestos ciclistas o futbolistas, por mencionar los dos deportes más populares, o artistas, lleguen a ser cantantes, pintores o escritores, religiosos, militares, políticos y hasta narcotraficantes, sufriendo de unas severas y rápidas transformaciones de sus personalidades, conocidas dentro del gremio médico como trastornos dismórficos corporales (TDC), entrando, de repente, estos personajes, a considerarse paridos directamente de los vientres de unos dioses, o ser descendientes directos de reyes, príncipes, duques o simples desconocidos condes, aunque todo el mundo en Colombia sepa de donde provienen, entrando éstos de inmediato a renegar de sus orígenes terrenales, despreciando, a partir de esos instantes, de cualquier relación o punto de referencia con su verdadero origen.
sta desafortunada, y desgraciada, cualidad viene siendo una de las principales razones o motivos, por los que se vienen conduciendo a nuestro país a que no encuentre ningún tipo de sosiego social ni político, ni tampoco tenga caminos de reconciliación y progreso económico, ya que continuamente estamos encontrando esta condición intelectual y psicológica entre cualquier persona que llegue a ocupar altos, y hasta bajos, cargos de responsabilidad administrativa, transformándose de inmediato en enemigos acérrimos del pueblo necesitado, al que incluso llegan a calificar de lumpen, vándalos, chusma o hasta, si es del caso, comunistas por el simple hecho de reclamar o protestar ante el continuo maltrato al que los tienen sometidos, aunque con esta reacción muchos de sus propios familiares terminen y queden incrustados dentro de esa absurda realidad.
