03 abril 2021
Mientras andaba y andaba, sin andar, por el mundo de la irrealidad cual supone fundirse en el bello paisaje de La Huerta y su gente; apurando mi humeante café en el mejor Ateneo posible de ese bello escenario; oyendo las mil y una historias de esa romántica y olvidada España que solo vive para recordar lo que fue; viendo cómo se desaprovecha tanta sabiduría, ya ancestral ... entonces hago lo que siempre suelo hacer cuando la irresponsabilidad generacional incurre en el mayor de sus pecados cual es ignorar su existencia, (la de esa bendita y sabía nobleza), cerrar los ojos para centrarme en algún arcaísmo propio de mi inevitable nostalgia.
Diré que aún recuerdo que cuando era niño y hasta cuando lo era menos, siempre pensé que el objetivo en la vida de cualquier humano, para poder hacer todo cuanto quisieras, era hacerte mayor. El tiempo pasó desde entonces y muy deprisa, tanto, que ahora que ya lo soy, pienso exactamente lo mismo, que llegar a serlo es todo un logro.
Sed felices, ser viejo no es un castigo, es un premio, aunque, a veces, parezca que duela serlo.
Fuente: etarragof.blogspot.com