Saber cuál es mejor tratamiento en contra de las várices es uno de las preguntas que muchas personas se hacen alrededor del mundo. Sin embargo, no existen un solo tratamiento para este mal y ninguno de ellos es perfecto. Esto vale tanto para las várices como para cualquier otro tipo de enfermedades. No obstante, se puede conseguir un excelente tratamiento siempre y cuando se combinen de manera correcta todas las técnicas disponibles.
Y es que las várices cuentan con una expresividad clínica sumamente variable. Para ello debemos entender que cada paciente cuenta con unas várices únicas, dependiendo de las causas, localización, tamaño, color, color de piel, edad u otros factores de riesgo del paciente.
Actualmente, se cuentan con técnicas quirúrgicas las cuales se denominan “clásicas”, las cuales se sustentan en los años que llevan de práctica y los buenos resultados, a largo plazo, que presentan con várices de gran tamaño.
Las técnicas de ablación térmica endovenosa, como aquellas que se realizan con láser endovenoso o la radiofrecuencia, mejoran en gran medida los resultados de la cirugía convencional a corto plazo. Esto ofrece a los pacientes resultados estéticamente mucho mejores y, sobre todo, una recuperación postoperatoria casi inmediata.
Yéndonos al largo plazo, los resultados de dicha técnica son tan bueno como la cirugía convencional, por lo cual ya se encuentran en casi todos los centros de tratamiento de várices a nivel mundial. No obstante, existen personas que aún continúan utilizando la cirugía convencional, aunque restringida a algunos casos especiales.
Por otro lado, la esclerosis líquida, con espuma o microespuma, tiene una gran utilidad, y excelentes resultados, en las várices intermedias y en aquellas que son más pequeñas. Una gran cantidad de especialistas usan la esclerosis en várices de tamaño grandes y los resultados que obtienen son fantásticos, aunque a largo plazo no es tan afectiva como la cirugía, el láser o incluso la radiofrecuencia.
En muchos casos, la esclerosis se convierte en un complemento ideal para el endoláser. Ambas técnicas permiten que se traten las várices de gran calibre sin dejar ninguna clase de cicatriz y, además, con resultados bastante satisfactorios.
Cuando hablamos en términos estéticos, la esclerosis suele ser la que mejor resultados brinda. Esta cuenta con diversas modalidades, tanto líquida, con espuma, microespuma, crioesclerosis o diferentes sustancias esclerosantes. Cada una de estas cuentan con sus indicaciones, ventajas e inconvenientes. Los médicos especialistas en esta técnica saben que la esclerosis, en sus diferentes vertientes, es muy útil ya que pueden combinar cada una de ellas dependiendo de su experiencia y habilidad.
Sin embargo, las opciones terapéuticas son variadas. Se puede utilizar láser transcutáneo y la luz intensa pulsada. Además, diversas fuentes de luz, distintas longitudes de onda, energías, spots, sistemas de enfriamiento, tiempo de impulso, multipulsos. Lo interesante de todas estas variantes, es que permiten tratar de forma única cada caso pues se ajusta a los requerimientos de cada persona, ya sea a su tipo de piel, color de várices, profundidad o tamaño.
La microcirugía, por otro lado, se convierte en la técnica más moderna cuando hablamos de eliminar únicamente los trayectos afectados, utilizando incisiones mínimas. La realidad, es que, si la comparamos con la cirugía convencional, cuanta con una gran cantidad de ventajas. Por ejemplo, solamente requiere anestesia local y no precisa de una estancia en el hospital. Además, la recuperación es casi inmediata, lo cual te brindará comodidad y seguridad después del procedimiento.
Los resultados, a su vez, suelen resultar estéticamente mejores y al encargarse de los trayectos afectados únicamente, se conserva la posibilidad de utilizar los tramos sanos para una posible by pass. De esa manera, si quieres resultados rápidos, con el mínimo de dolor y sin la molestia de pasar por un hospital, esta será la opción ideal para ti.
Fuente: diariodevalladolid.elmundo.es