Una de las escenas más confusas que he presenciado en la última semana.
Hay un extraño lado de la Antártida que no todos conocen. Hace muchos años, el explorador británico George Murray Levick avistó a pingüinos Adelaida participando de todo tipo de libertinaje, tales como necrofilia, sexo forzado e incluso, abuso hacia sus crías. Ahora, los científicos han observado a lobos marinos intentando tener sexo con pingüinos. Algo absolutamente inusual y extremo, teniendo en consideración que ni siquiera comparten la clasificación de ser ambos aves o mamíferos.
Como cuentan en la página IFLScience el extraño comportamiento sexual fue documentado por primera vez en el 2006 cuando científicos avistaron a un lobo marino antártico intentando copular con un pingüino rey en la Isla Marion, un lugar bastante remoto y mayoritariamente inhóspito en la sub Antártida. En ese momento, los investigadores especularon que el incidente podría haber ocurrido porque el lobo estaba frustrado o porque no tenía experiencia. Pero además sugirieron que podría haber sido un acto de agresión, ya que intentaba proteger su territorio, o que simplemente podría haber sido un acto juguetón que luego se convirtió en uno sexual.
Sin embargo, al regresar a la isla años después para continuar con observaciones de vida salvaje, los científicos observaron el extraño acto unas tres veces más, lo cual los tomó por sorpresa por decir lo menos. “Honestamente, no esperé ver comportamientos de naturaleza similar al del 2006 nuevamente”, dijo el científico principal Nico de Bryun, “y ciertamente no en múltiples ocasiones”.
Tal como lo describen en la revista Polar Biology, el equipo observó a jóvenes lobos marinos machos de la Antártida forzando a pingüinos reyes en tres ocasiones. El género (macho o hembra) de los pingüinos es desconocido, pero parecían estar sanos.