Después de un infarto, los médicos generalmente alientan a los pacientes a ponerse en forma con la esperanza de revertir el daño, causado por las enfermedades cardiovasculares. Pero algunos sobrevivientes pueden hacerlo en exceso al intentar prevenir una recaída.
Los investigadores en la Clínica Mayo de Estados Unidos analizaron a más de 2,300 sobrevivientes de infartos durante un promedio de 10 años. Los sobrevivientes que hicieron ejercicio equivalente a un kilómetro de caminar o correr al día redujeron su riesgo de morir por enfermedades cardiovasculares en un 21%, comparado con el grupo que se ejercitó menos. Los sobrevivientes que hicieron el equivalente de cinco a siete kilómetros al día redujeron su riesgo en un 64%. Pero los sobrevivientes que hicieron más de 7.2 kilómetros al día solo redujeron su riesgo en un 12%.
Los resultados sugieren que correr o caminar más de aproximadamente 48.2 kilómetros a la semana no tiene un beneficio añadido, según lo que dijeron los autores del estudio.
El médico Carl Lavie, un cardiólogo del Instituto Vascular y del Corazón John Ochsner en Nueva Orleans, llegó a esta conclusión: “Como dijo Hipócrates hace más de 2,000 años, ‘si pudiéramos darle a cada individuo la cantidad adecuada de nutrición y ejercicio, no muy poco y no demasiado, encontraríamos la forma más segura hacia la salud’”.
Fuente: cnnespanol.cnn.com