El elegido para éste momento fue víctima de un accidente de tráfico que le produjo daños en la médula. Estos daños impiden que lleguen los impulsos nerviosos a las piernas. Sin embargo hoy el joven fue capaz de levantarse de su silla de ruedas, dirigirse hasta la pelota y realizar el saque de honor del Mundial. Su sueño de patear un balón se hizo posible.
No hubiese podido hacerlo de no ser por la tecnología que el científico brasileño Miguel Nicolelis logró desarrollar. Se trata de un exoesqueleto que pesa unos 70 kilos y mide 1.78 metros. Tiene una batería que le da una autonomía de movimiento de dos horas y es controlado por las actividades cerebrales del paciente, que también recibe señales sensoriales de la máquina.
Según el investigador, la distribución de señales se produce a través del "deseo del ser humano de moverse, que es transmitido para el sistema, al tiempo que el exoesqueleto le manda señales de vuelta al operador cuando realiza los movimientos ordenados".
Pese a todo lo que se había hablado del exoesqueleto, la transmisión oficial no se encargó de mostrarlo del todo, por lo que sólo se lo pudo ver unos segundos