Aquel día me puse a pensar en las relaciones, los hombres, las mujeres y el tipo de amor que cada uno guarda en las entrañas. La globalización ha creado una gran cantidad de bares, discotecas, amigos, tacones de fiesta, cócteles y fotos en nuestras cuentas sociales que nos hacen pensar en un “Estoy tan atareada que no tengo tiempo para salir con alguien” o “no busco algo exclusivo”.
Así fue como no pude evitar pensar ¿en lugar de novios teníamos amigos con beneficios. ? Puede que hayamos convertido las cenas, las baladas y los te quiero en: citas cortas, besos tensos y despedidas que terminan en un “ya hablamos, nena”.
El resto de hombres no saben amar, la mitad mienten sobre lo que sienten y el resto son geys y lo desconocen. El miedo al compromiso no surge cuando un hombre tiene cuarenta o treinta, sino en la fase de la veintena donde tal vez, mujeres de veintitantos aceptamos relaciones por miedo a estar solas , pero no dice el refrán ¿ mejor sola que mal acompañada?
Fue entonces cuando no deje de decir: ¿Nos da miedo la palabra “Novio”? ¿Qué encierra ese concepto? , ¿Posesión, respeto o madurez? ¿Será que nos da miedo que alguien nos conozca en esta perspectiva tan íntima? ¿La palabra “novios” es un concepto viral que nos causa alergia?
“Tal vez deberíamos aplicarnos el amor a diario o es que tal vez preferimos querer algo que necesitarlo; querer implica libertad y necesidad implica estar atados de pies y manos; y claro está , somos seres deshumanizados , ¿ cómo vamos a necesitar algo?