Violento San Valentín en el Yucatán tricolor de Rolando Zapata Bello, gobernador de esa entidad.
Hace unos días Yucatán, en especial Mérida, alcanzó las planas nacionales por la forma violenta en que los taxistas asociados en el PRI tratan de sacar del mercado a su competencia UBER, pues el asunto de –libre mercado- se trató de resolver a batazos y secuestro de 80 unidades de UBER con todo y conductores, que hicieron o efectuaron gansterilmente los taxistas del PRI. Murió Nerio Torres no así sus violentas prácticas gansteriles de la camorra, los batazos, ahora realizadas por el junior contra UBER.
Terrorismo de estado auspiciado y consentido por Rolando Zapata Bello, el gobernador de Yucatán que pareciera no ver toda la violencia callejera que se ejerce en las calles de Mérida, como si se tratase de la película –Pandillas de New York-; aunque claro en el cine todo es ficción pero en Mérida todo violenta realidad.
Situación similar de terrorismo de estado ocurre con los enfermos mentales de México pero en especial de Yucatán, pues Virginia Gonzales Torres, una de las socias y dueñas de farmacias de Similares (Dr, Simi) y del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), responsable en la secretaria de salud federal de atención a enfermos mentales, ella somete a los empleados del sector de salud con represión y en grande.
Gonzáles Torres lo mismo manda a sus testaferros a dar golpes a empleados que a pacientes, también amenazas y despidos injustificados, pero a los enfermos mentales internados ahí para tratamiento lo mínimo que les sucede es que los quemen o echen a la calle, para que “libres” violen hasta la madre que los parió.
Además Yucatán salió reprobado en transparencia en su gasto de salud, ocupando el lugar 20 de una lista de 32 estados, sacando sólo 43 puntos; según datos tomados del índice de transparencia del gasto en salud de las entidades federativas (ITGSEF) 2017; mientras esto sucede el Dr. Mendoza, secretario de salud en el estado, hace muy buenos negocios, todo un filón de oro, facturas a mil por hora en su clínica particular “Clínica Yucatán”.
Vayamos a los hechos hace unos días 20 trabajadores federales y 15 estales pidieron su cambio y decidieron salir del Hospital Psiquiátrico Yucatán cansado de los malos tratos de los directivos de ese nosocomio, en especial de la “directora” y de la “jefa” de enfermeras. Este éxodo de trabajadores agudizó los problemas porque sobrevino el caos por exceso de trabajo y por ende la falta de atención de los enfermos mentales ahí internados.
Al ver el tamaño del desastre médico-hospitalario Virginia Gonzáles Torres se dedicó al más puro estilo Nerio Torres, a dar batazos telefónicos por medio de amenazas que realizaron sus incondicionales para que los –rebelados huidos por miedo- regresaran al meterles más miedo, por medio de este vulgar terrorismo de estado, ensañándose con los trabajadores federales porque para los fines y planes de Virginia Gonzáles Torres, la construcción de sus “mad villas resort”, le sirven más, pues los fondos para las mentadas “villas” tienen origen federal.
Los trabajadores hicieron saber que quienes más se ensañaron con ellos fueron Israel Us y Julia Campos hicieron filtrar y circular oficios que provenían de la oficina central precisamente para amenazar a los trabajadores federales para que desistan de su cambio; lo único que como último dique protege de tanto abuso a los trabajadores federales y estatales son los sindicatos.
Ante este caos y falta de personal la enferma mental de nombre Selene Miranda Tzec fue brutalmente quemada cuando trataban de bañarla, ella salió con quemaduras de segundo grado; las improvisadas enfermeras designadas por Gonzáles Torres de inmediato buscaron un chivo expiatorio a quién culpar de tal brutalidad.
En este lance de nulo conocimiento en materia de administración hospitalaria y pésima atención a pacientes salió injustamente acusada Alejandra Buenfil, una pasante, a quien de manera arbitraria y vergonzante la echaron del hospital, cortando de tajo su formación profesional y su carrera; por cierto a estos pasantes los hacen trabajar dos o tres turnos extras sin recibir pago alguno por estos servicios. Como que algo se pudre en Yucatán.
