A la moral la dan por moneditas
(Enrique Santos Discépolo – 1926)
No blanquee que negrea.
Con su decreto habilitando a blanquear capitales negros a los familiares de los funcionarios públicos (su familia por ejemplo) el presidente de la Nación transparentó la ausencia de calidad ética de su gobierno. No se puede ser implacable con la corrupción si se firma semejante auto amnistía económica.
Mauricio Macri tizno de inmoralidad a Cambiemos; resultando escasas las voces que dignamente se oponen.
Sabemos que la “la ley es como el cuchillo, no ofende a quien la maneja”, pero se le fue la mano al señorito Mauricio.
En extensa nota anterior, hemos señalado que el blanqueo es un acto de mega-corrupción que un gobierno ético jamás debe plantear. Por eso estamos en contra del blanqueo de este gobierno y de los anteriores.
Va de suyo que se castiga a quien se esfuerza por cumplir con el fisco y se premia al que elude esa responsabilidad. En sí mismo ya constituye un acto que desalienta a los cumplidores y anima a los evasores. Hecho injusto que se debe evitar.
Pero profundicemos un poco más.
Se blanquea dinero en negro, por tanto no se sabe si proviene de la trata de personas, el tráfico de armas, el narcotráfico, estafas varias, etc.
Muchos voceros del sistema (medios periodísticos, dirigentes políticos, referentes económicos, etc.) quieren naturalizar la substracción de fondos públicos cuando los que lo ejecutan son parte del Poder Económico. Sostienen, en principio, que es dinero proveniente de la evasión impositiva. ¿Cómo lo saben? A ciencia cierta no lo saben. Protegen a sus protectores.
Sigamos. Dándoles la razón -por un momento- notamos que tienen una doble vara para medir la corrupción.
Si se le roba al Estado desde adentro (coimas, sobreprecios, etc.) y con eso pueden asestar un golpe político a los contrincantes a cargo del Gobierno; son muy morales, investigan y muestran los escandalosos robos. Dan mucho espacio a quienes los denuncian. Muy bien.
Si en cambio, el Poder Económico le roba al Estado desde el otro lado del mostrador: quedándose con bienes públicos (por ejemplo el correo y otras empresas públicas), socializando sus pérdidas para que el Estado se haga cargo (por ejemplo estatización de la Deuda Privada o redescuentos a los bancos), haciendo negocios privados con bienes comunes (por ejemplo tierras públicas, hidrocarburos, etc.), evadiendo impuestos (por ejemplo el contrabando de piezas automotrices por parte de Macri en los 90 o el no pago del canon del Correo Argentino por parte de Macri después del 2000), o fugando el dinero, generando empresas off shore, etc; lo apañan, lo encubren y lo justifican. Muy mal.
Lo sorprendente es el silencio de radio de algunos referentes honestos del espacio Cambiemos. De ellos, sobre todo, no queremos creer que “a la moral la dan por moneditas”.
Mario Mazzitelli