(Es Materia) Desde finales del siglo XIX se conocen las posibilidades de estimular al propio sistema inmune para combatir al cáncer. Sin embargo, los resultados como tratamiento alternativo a la quimioterapia fueron en sus comienzos limitados, demostrando su utilidad en fases avanzadas de cáncer de piel y en algunos tumores de pulmón y riñón.
Este año, en el Congreso de la Sociedad Americana de Oncología Médica (ASCO, por sus siglas en inglés), se mostraron resultados para otros tipos de cáncer como el de vejiga o cérvix y se observó que la inmunoterapia puede ser eficaz también en fases menos avanzadas de la enfermedad.
La inmunoterapia puede ayudar a combatir el cáncer por dos vías: potenciando el sistema inmunitario para que tenga más fuerza en su combate contra las células cancerosas y neutralizando la respuesta defensiva de la célula tumoral ante el ataque del sistema inmune.
Las células cancerosas responden de dos maneras a la ofensiva de los linfocitos: camuflándose para parecer células sanas y que los linfocitos (células encargadas de defendernos frente a infecciones o células tumorales) no las ataquen, o anteponiendo un escudo que neutraliza ese ataque. Los fármacos destinados a retirar ese ‘disfraz’, es decir, a que la célula cancerosa revele su verdadera cara, están todavía en primeras fases de experimentación (aún no hay ninguno aprobado). El grueso de los avances en la inmuno-oncología se ha registrado con los medicamentos que se dirigen a bloquear que la célula tumoral pueda escudarse para repeler el ataque de los linfocitos.
Quizá esta nueva estrategia pueda resultar la solución definitiva para esta enfermedad que afecta a la población mundial.
Fuente: esmateria.com