18 abril 2024
- Lo más importante, quizás, de esos despertares sudorosos, armónicos e incontenibles, es que acabo, siempre, palpándome la cara, resbalo los dedos por mi pecho sudoroso y acabo levantándome bruscamente en busca de vida y, Dios, la hay, la tengo al lado.
Fuente: etarragof.blogspot.com