na diarrea intelectual es por mucho más churrienta y excremental que una de tipo intestinal, porque los afectados se sienten asqueados por motivos absurdos, sacados del fondo de la galera de un ilusionista como si fueran objetivos asombrosos, tan es así que se vuelcan contra los propios beneficios reclamados por sociedades reales, yéndose en gavilla en favor de las alternativas ficticias ofrecidas por dirigentes provenientes o aliados del hampa y en pro del delito como actividad permitida, recurrente y legal en medio de una pobreza general, física y mental.