-Empecé el día con una recomendación de mi amigo Albano. Se trataba de todo una dedicatoria que yo he agradecido:
-Luego, han siso Alain y Lola los que me han puesto en pie y en búsqueda de su buen consejo, fotografía y texto, y compuse mi meme del día:
-Más tarde revisando y ordenando el material audio visual de mi mejor baúl-e, encontré esta olvidada joya:
-Pero cuando creía que ya no sería capaz de poder decir y decirme, nada más hoy, me puse a leer a Camus:
“Entonces algunas familias, por lo demás escasas, tomaron la situación a la ligera y poniendo por encima de toda prudencia el deseo de volver a ver a sus parientes invitaron a éstos a aprovechar la ocasión. Pero pronto los que eran prisioneros de la peste comprendieron el peligro en que ponían a los suyos y se resignaron a sufrir la separación. En el momento más grave de la epidemia no se vio más que un caso en que los sentimientos humanos fueron más fuertes que el miedo a la muerte entre torturas. Y no fue, como se podría esperar, dos amantes que la pasión arrojase uno hacia el otro por encima del sufrimiento. Se trataba del viejo Castel y de su mujer, casados hacía muchos años. La señora Castel, unos días antes de la epidemia, había ido a una ciudad próxima. No eran una de esas parejas que ofrecen al mundo la imagen de una felicidad ejemplar, y el narrador está a punto de decir que lo más probable era que esos esposos, hasta aquel momento, no tuvieran una gran seguridad de estar satisfechos de su unión. Pero esta separación brutal y prolongada los había llevado a comprender que no podían vivir alejados el uno del otro y, una vez que esta verdad era sacada a la luz, la peste les resultaba poca cosa.”