De origen japonés, este arte se utiliza actualmente en el mundo occidental para tratar diferentes enfermedades físicas y trastornos psicológicos.
Seguro que conoces el origami como una actividad de ocio que sirve para crear figuras de papel, de hecho, puedes crear casi cualquier figura con tan solo un folio blanco. Más allá de ser una actividad lúdica de la que podemos disfrutar en nuestros ratos de descanso, se ha convertido en un ejercicio terapéutico con gran seguimiento en la comunidad médica.
A nivel físico, practicar origami nos obliga a hacer un uso intensivo del tacto y la vista, algo que se persigue cuanto se quiere estimular a personas con problemas de movilidad que necesitan hacer una rehabilitación a causa de una enfermedad reumática o bien por la ausencia de movilidad que se experimenta a avanzada edad.
En cuanto al campo de los trastornos psicológicos, tales como la ansiedad o la depresión, se han realizado terapias obteniendo excelente resultados. El proceso de plegar el papel aporta relajación, perseverancia, esfuerzo y conecta con la parte emocional despertando en el sujeto sensaciones de superación y bienestar por la finalización de la figura.
Podemos ver ejemplos de la aplicación del origami como terapia en hospitales, centro de mayores, centros de discapacitados, centro de formación e incluso en centros penitenciarios, dónde se trata de reconducir las emociones de los presos mediante la atención psicológica.
A nivel individual, también podemos descubrir por nosotros mismo el arte de doblar el papel siguiendo algunos de los cursos de origami que se encuentran en internet. En muchos sitios web encontraremos cientos de figuras debidamente catalogadas por tipo, dificultad o tiempo.
A modo de recurso gráfico, se complementa este artículo con fotografía y vídeo demostrativo una figura de papel realizada por la asociación
https://origamifacil.org/
Fuente: origamifacil.org