Tan acostumbrados, y resignados, estamos, en este remedo de país, a las medias tintas, que implica ser condescendientes con todo lo malo que nos ocurre, para que luego tengamos que leer, en los periódicos, revistas, y demás medios de comunicación que existen aquí, unos editoriales mezquinos y timoratos, aunque de palabras rimbombantes, manifestando en ellos unos supuestos rechazos al gobierno actual, como también a la elección del próximo presidente del Senado, muy probablemente Arturo Char, lanzadas contra las instituciones encargadas de impartir justicia, como el Ministerio de Justicia, la Procuraduría, la Contraloría, la Defensoría del Pueblo y hasta la Contaduría General de la Nación, exigiéndoles que tienen que investigar a quienes delinquen, incluyendo a la Fiscalía, en unos lenguajes y con unos mensajes tan ambivalentes, que queda la impresión, y la sensación, de que más allá de esto no se puede hacer ni esperar nada más.
O sea que es irregular, y que está mal, lo que hacen esas dependencias del Estado, al no haber procedido a tiempo, en investigar y sancionar unas actuaciones a todas luces antisociales y delincuenciales, en este caso por las campañas políticas y por los partidos que las realizan en algunas, por no decir que en todas las elecciones, y en todas las regiones del país, pero específicamente en la costa caribe, pero qué, al estar el principal personaje encargado de hacer esas denuncias, una tal Aida Merlano, ante un gobierno adverso al nuestro, entonces los editorialistas y los periodistas nos tenga que plantear que al mismo tiempo nos estamos enfrentando a una campaña manipulada por ese gobierno enemigo, y por lo tanto viciada de mentiras, y llena de objetivos oscuros, lo que necesariamente la convierte en un seguro ataque despreciable de esos enemigos contra nosotros, cuando aparentemente somos una sociedad tan caracterizada por la ecuanimidad, la legalidad, por el manejo ponderado de nuestras relaciones con ellos, y tan acostumbrados a la práctica y a la actuación correcta de nuestros dirigentes políticos, y en general, siendo una sociedad que vive basada en la ética y en la moral, no lo podemos aceptar ni permitir.
Así que nos insinúan que no podemos creer en todo lo que nos digan, escuchemos o veamos, que toda esa información que nos está llegando desde allá no es verdad, transformando esa supuesta critica en un mensaje subliminal, cifrado por las posibles injerencias que le vienen añadiendo la dictadura del país vecino, y el castro-chavismo, y el comunismo internacional, y todos nuestros enemigos, quienes desde hace mucho tiempo están trabajando y empecinados en destruir a nuestro país, ayudando a la par a nuestros enemigos internos, léase las guerrillas y los grupos irregulares, financiando también a las protestas ciudadanas, y atacando sin sentido ni motivos al movimiento político que los subió al poder, y que los respalda, al Centro Democrático, aunque sean quienes desde hace más de veinte años nos vienen conduciendo, con sus esfuerzos mezquinos, por lo general delincuenciales, a los actuales niveles de prosperidad, justicia y equidad, así los resultados, las señales y la realidad demuestren que es todo lo contrario.
Considero que con editoriales de este estilo en los medios de comunicación, también de forma general, éstos vienen actuando como aliados y culpables de la infamia que vivimos, y de las mafias enquistadas en las instituciones del Estado, provocando que los pocos neutrales y críticos de ella no se animen a correr el riesgo, por el temor a que los maten, de convertirse en los faros que iluminen a una sociedad hastiada, desconsolada y desmoralizada por tanta violencia y corrupción, deformidades sociales que están siendo generadas por ese movimiento político, multiplicando con este proceder el temor que les produce el tener que enfrentarse a ese partido, y a su peligroso líder natural, de asumir esa necesaria misión en un país que se desmorona moral, social y económicamente, sin vislumbrar, mientras tanto, toda la sociedad, ninguna otra solución cercana.
