Dashrath Manjhi, nació en Gahlour, un pequeño pueblo de India. En los años 60, perdió a su mujer el trágico día en que ella no fue capaz de recorrer los 70 kilómetros que los separaban del médico más cercano. Entre él y la salud de su amada se había interpuesto una enorme montaña.
La triste pérdida de su esposa hizo que Manjhi se propusiera apartar esa montaña.
Intentó primero por la vía más lógica, pidiendo – sin suerte – ayuda al gobierno. Manjhi no se dio por vencido y decidió entonces hacerse cargo de lo que las autoridades habían decidido ignorar. “La gente le había pedido al gobierno muchas veces que construyera una carretera a través de la colina, pero nadie prestó atención. Así que decidí hacerlo por mi cuenta”, comentó nuestro héroe. Era cada vez más clara la necesidad de mejorar las comunicaciones de su pueblo con el exterior.
Tomó un cincel, un martillo y una pala y puso manos a la obra. Durante 20 años trabajó sin parar convirtiendo un peligroso paso entre montaña (en el que solo pasaba una persona) en un camino de más de 9 metros de ancho por el que, todavía hoy, circulan peatones, motos y bicicletas.
Manjhi “eliminó” la montaña creando un paso de 110 metros de largo y 7 de alto. Redujo así la distancia entre su casa y la ciudad de Gaya de 70 a solo 8 kilómetros. La mayoría de los pueblos de la zona también se vieron beneficiados por su labor, y disfrutan hoy aún hoy de un acceso más fluido con otras localidades.
“El amor por mi esposa fue la chispa inicial del proyecto de construir un camino. Pero lo que me mantuvo al frente sin miedos ni preocupaciones fue el deseo de ver a centenares de personas cruzando las colinas cuando quisieran”, cuenta.
Dice que al principio recibió burlas de la comunidad, pero que poco a poco se fue ganando su respeto y hasta consiguió ayuda gracias a su tenacidad y buena causa. En el 2007 Manjhi fue despedido por el gobierno indio en un funeral con honores de estado. Queda su legado y una no-montaña, testigo del poder de la fe de un hombre decidido de generar un cambio.