El ave María y La Salve son parecidas en nombre, pero diferentes en contenido y razón.
Ave María.- Esta oración está dividida en dos, la primera parte que es también designada por la religión Católica Apostólica Tridentina “La SALUTACIÓN ANGÉLICA” y que se debe rezar como lo que es, nombra y dice su nombre: EL SALUDO QUE EL ARCÁNGEL SAN GABRIEL LE DIRIGE A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA CON EL MENSAJE DEL CIELO. Y la segunda parte que es el coro de y rezado por los feligreses y que nosotros llamamos “EL SANTAMARÍA —nombre con el que Cristóbal Colón bautizó a la tercera de las carabelas— ”.
Todo lo anterior, una vez leídos punto por punto, coma por coma, palabra por palabra detenidamente cada uno de los textos, comprendemos instantáneamente sus significados y razones por las que están divididos así.
______________________________________
Texto de LA SALUTACIÓN ANGÉLICA:
Dios te salve María,
Llena eres de gracia;
El Sr. Es contigo;
Bendita tú eres entre todas las mujeres;
Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Texto de EL SANTAMARÍA:
Santa María,
Madre de Dios,
Ruega por nosotros (los) pecadores,
Ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
La Salve.- Esta oración es totalmente diferente del binomio de la oración anterior.
______________________________________
Texto de LA SALVE:
Dios te salve,
Reina y Madre de misericordia,
Vida, dulzura y esperanza nuestra,
Dios te salve.
A ti clamamos los desterrados hijos de Eva.
A tí suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
¡Ea, pues, Sra., abogada nuestra!
Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos;
Y después de este destierro muéstranos a Jesús,
Fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clemente!
¡Oh piadosa!
¡Oh dulce Virgen María!
V/Vocación (llamado. Invocación): Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R/Respuesta: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Sr. Jesucristo.
Amén.
______________________________________
Puntos que es necesario aclarar.
Cuando en estas oraciones, o cualquiera otras, incluso las profanas, se utiliza la palabra “salve”, no se quiere decir como pretenden los avivatos “que te SALVE Dios”, sino: “Saludos o buenas nuevas y deseos, de parte de Dios, o de parte nuestra cuando somos nosotros quienes damos el “SALVE””.
De este par de oraciones, como de otras más de la religión Católica Apostólica Tridentina, se desprenden otras muchas innumerables respuestas, para el que las examina, en privado, concienzudamente.