EL COLOSO DESCALZO

 
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Henry Sánchez Pardo es un ingeniero nacido en Ipiales � Nariño, docente y catedrático, bombero y ecologista. Hace cinco años y tres meses se propuso una hazaña sin precedentes en la historia nacional y mundial: recorrer descalzo toda América creando conciencia ecologista. El 12 de octubre de 2008 inicia su hazaña desde la Patagonia, Argentina, con la idea de crear conciencia ecologista en el mundo entero. En Ushuaia, el fin del mundo, siembra su primer árbol. Recorre, con sus pies descalzos, Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, toda Centro América, México, la Costa Oeste de Estados Unidos, Canadá y Alaska. En su mochila lleva un árbol y muchas semillas que planta con ecologistas en cada país y, para asombro del mundo entero, este 12 de octubre plantará en Alaska, en un centro de ceremonias indígenas, el árbol numero nueve millones.



Inicia su sueño en espera de un patrocinador que le permita recorrer toda América descalzo, traza un plan en un papel y da rienda suelta a su sueño de crear conciencia ecologista en el mundo entero. Pero este patrocinador nunca aparece y es entonces cuando encuentra la solidaridad incondicional de sus hermanos los bomberos de Sur América, en cada país, en cada poblado, en cada villa de nuestro continente siente ese cariño y aprecio de quienes, como él, consagran su vida mediante un altruismo muchas veces inexplicable e inentendible pare el común de los mortales. En Potosí, Bolivia, población ubicada a 4.000 metros sobre el nivel del mar cae vencido por la altura en el momento en que acompañado de sus pobladores cumplía su sagrada misión de plantar un árbol; con hojas de coca, rituales y cantos es rescatado a la vida y entregado a los espíritus de la naturaleza para que lo acompañen en su recorrido solitario, abnegado y único.

El 12 de octubre, en un Centro de Ceremonias Indígenas, plantará su árbol nueve millones dando fin a un recorrido de cinco años y cuatro meses en su intento de crear conciencia ecologista en el mundo. Luego quiere escribir un libro narrando sus aventuras por América, dar conferencias y emprender otras hazañas que le permitan sentir que la vida es una experiencia única, personal e irrenunciable. En su juventud Henry Sánchez Pardo estudió matemáticas en la Universidad Nacional de Colombia, ejerció como profesor en varias universidades y fue director de una escuela de ingeniera ambiental. También se desempeñó como bombero intentando, quizás, apagar ese fuego interno que consumía sus entrañas, mientras en su cerebro se esbozaba la idea que lo volvería famoso y reconocido en el orbe entero.

A pocas personas les alcanza el valor para hacer posible esta utopía de recorrer todo un continente llevando en una mochila árboles y semillas que les permitan recuperar la esencia humana y de volver a un entorno natural. Henry Sánchez expresa en frases sencillas y emocionadas, que “la misma sangre que corre por mis venas es la misma savia que corre por un árbol�”, volviéndonos a la conciencia de un solo ser integrando el universo, el mismo fluido que sigue la ruta de ese churo cósmico que nos hace participes de ser estrellas y galaxias, de llevar en nuestras venas y en nuestra piel la misma sustancia etérea y milagrosa de la vida.

En Colombia esta hazaña apenas empieza a ser conocida, aplaudida y admirada. Este nariñense, como todos los suyos, lo hace con la convicción de estar cumpliendo un mandato interno al que no puede ignorar y de aportarle al universo nuevas semillas de fe y de esperanza. Sin duda alguna que este 12 de octubre debemos los colombianos aplaudir su hazaña con un gesto simbólico: en parques, en ciudades, en avenidas, en pueblos, en veredas y barrios sembremos árboles mientras nuestra mirada se cruza con la suya en el Norte de nuestro continente.

Niños, mujeres, ancianos, hombres y mujeres sin distingo de raza o clase realizaremos la hazaña de acompañar desde nuestras moradas a este nariñense que a esa misma hora y en Alaska sembrará el árbol nueve millones en su prodigioso recorrido por el continente americano. A esa hora sus pies sentirán el calor de la tierra, el sabor del suelo sembrado de semillas y el abrigo de los aplausos de sus compatriotas colombianos. Desde ya nos atrevemos a proponer a Henry Sánchez Pardo, el Coloso de los Pies Descalzos, como Premio Nacional de Paz. Sus semillas germinarán muy altas en el corazón y en las manos de los colombianos que compartimos y valoramos su gesta.

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