¿Sabías que todos tenemos un ojo dominante? Que uno de nuestros ojos presente mayor agudeza visual que el otro es totalmente normal debido a la lateralidad, la preferencia por un lado u otro del cuerpo. La lateralidad de un individuo se podría definir como la preferencia que manifiesta al realizar determinadas actividades en las que se precisan mayores dosis de fuerza o habilidad. Es entonces cuando uno de los lados prevalece sobre el otro.
En la mayoría de los casos, las personas no son diestras o zurdas en su totalidad. Los expertos señalan que es hasta los tres años de edad cuando los niños ensayan con ambos lados del cuerpo. A partir de entonces, la mano o el pie que utilice con más frecuencia o desarrolle más en su vida cotidiana determinará si será diestro o zurdo. Y no solo las manos o los pies, sino que también existen otros órganos relacionados con la denominada lateralidad, como los ojos y los oídos.
A continuación te presentamos un pequeño experimento casero para que averigues cúal es tu ojo dominante:
1. Recorta un pequeño rectángulo en un cartón o folio y extiéndelo delante de ti de forma que puedas ver a través de la abertura. Alternativamente, puedes usar tus dos manos extendidas dejando sólo un pequeño triángulo entre tus pulgares e índices por donde mirar.
2. Con los dos ojos abiertos, busca algún objeto que quepa en la apertura y céntrate en él.
3. Ahora, sin mover la cabeza ni las manos, cierra el ojo derecho y mira sólo con el izquierdo. Y luego al contrario, mira sólo con el derecho
En alguno de los dos casos, el objeto habrá desaparecido de la apertura, mientras que en el otro seguirás viéndolo perfectamente. El ojo que tienes abierto cuando ves el objeto es tu ojo preferente. Al menos para esa dirección. Según diversos estudios, el ojo derecho es dominante entre el 53% y el 82% de las personas para objetos que estén justo en la dirección frontal.
Aún realizando el ejercicio repetidas veces, el resultado siempre será el mismo, de la misma forma que la mayor parte de las personas no saben escribir con la mano «mala» o marcar un gol con la pierna menos habitual.
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Fuente: www.ciencia-explicada.com