A cuál hijo se ama más...

 
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A continuación te invito a leer esta hermosa reflexión sobre el amor de una madre a sus hijos, no se les quiere por igual, se les quiere a cada uno de forma distinta.

A cuál hijo se ama más...

"Mi hija mayor me preguntó el otro día que a cuál amaba más de los tres, refiriéndose a ella y sus hermanos… me quedé meditándolo un momento antes de darle la clásica respuesta de “los amo igual a los tres”… la verdad es que uno no ama a los hijos de la misma manera…

Es ilógico amar de igual manera a seres completamente distintos, únicos y con personalidades maravillosamente singulares…

Cuando nació mi hija mayor conocí el amor más puro e intenso que jamás había experimentado… durante el embarazo de mi segunda hija me asustaba la idea de que mi amor por la mayor cambiara, pero no fue así… el amor se multiplicó en vez de dividirse, y ya con la llegada de mi hijo menor me convencí que en el corazón de una madre cada hijo tiene su lugar, y muy a diferencia de lo que estos creen, ninguno desplaza al otro.

Quise mostrarle a mi hija de forma gráfica mi manera de amarlos, la llevé a la cocina, tomé tres vasos de vidrio y los llené de agua en la misma medida. Tomé tres colorantes distintos, azul, verde y amarillo, y pinté cada una de las aguas en esos colores. “Así los amo”, le dije… “Así como el agua está en la misma cantidad en los vasos, así de idéntica es la medida de mi amor por ustedes, pero definitivamente los amo en colores distintos.”

Ante su mirada de incógnita por dicha afirmación, le expliqué cómo a ella la amaba en azul cielo. Por ser la mayor es a quien amé primero, ella me enseña día a día a ser mamá y cómo lidiar con cada etapa, es la pionera de mi maternidad. Mi hija mayor tiene que tolerar una mamá que va aprendiendo y experimentando con ella sobre la marcha y comete miles de errores; una mamá más estricta y estresada. Una madre que ante el primer estornudo llamaba al pediatra a las 3:00 a.m. y que no la alzó ni chineó tanto como hubiera querido ya que hizo caso de todos los consejos que le daban a su alrededor. Mi amor azul cielo por ella implica sacar más tiempo a solas comparado con el de sus hermanos, ya que sus años de hija única exigen momentos de dedicación exclusiva, los cuales disfruto y atesoro con todo mi ser… admiro su madurez, su capacidad de discernir su entorno, su voluntad inquebrantable y su corazón de oro, totalmente honesto y transparente.

A mi hija del medio, el famoso “sandwichito”, la amo en amarillo pues es mi rayito de sol, como le digo de cariño. Ella nació para darme descanso y llenar de ternura nuestro hogar. Nació feliz y pareciera que camina sobre nubes, en un mundo de arco iris y unicornios, donde todo es rosado y con sabor a algodones de azúcar. A ella le toca lidiar con una mamá más relajada que sabe distinguir las etapas y la alzó y mimó más de la cuenta ya que no le dio importancia a las opiniones o consejos de amigos y familiares bienintencionados. A ella me toca amarla dándole mucha importancia a sus logros, tengo que luchar por su inclusión en los juegos de la mayor y en los juegos del menor, ya que por lo general la excluyen. Por su temperamento tranquilo y un poco tímido intento darle mucha seguridad en si misma y le enseño a defenderse. Admiro su empatía, su dulzura, optimismo y manera de ver la vida.

Mi hijo menor fue una sorpresa en todo sentido y vino a dar ese toque “todo terreno” a nuestra familia. En una casa donde predominaba el rosa por doquier, desde paredes de cuarto, ropa, juguetes y adornos, vino este hombrecito a equilibrar nuestra paleta de colores. A mi enano lo amo en verde intenso. Él vino a enseñarme lo que es tener un varoncito enamorado de su mamá, tocando las fibras más sensibles al decirme “mamá tas’ guapísima”, al acariciarme la cara y decirme “te amo” 18833902737 veces al día, al tomarme de la mano para “cuidarme” y me derrite cuando grita entre la multitud “mamá eres una linda”. Mi hijo topó con una madre que ya tenía una maternidad simplificada, que no hace dramas cuando hay un berrinche y no se asombra por “chichotas”, sangre, suturas o huesos expuestos. Tiene una madre a la que sus hermanas se dedicaron a entrenar por lo que es más alcahueta, permite que se le pase a la cama durante la madrugada y si quiere tomarse el jugo antes de comer no dice nada. Con él tengo que ser una madre firme, ya que es voluntarioso. Dios me dio con él la oportunidad de criar un hombre, y deseo hacerlo de forma tal que sea respetuoso de la mujer en todos los sentidos, temeroso de Dios, caballeroso, educado, colaborador, independiente, valiente, decidido, con buena actitud y feliz.

Mi hija me abrazó sonriendo luego de tan amplia explicación del amor, hijos y colores! Crucé los dedos esperando que su curiosidad estuviera satisfecha y sus inseguridades disminuidas. A la mañana siguiente se pasó a mi cama y me susurró al oído: “mamita, me encanta que me ames en azul, yo te amo de todos los colores!… y así nos acurrucamos abrazadas… a esos momentos les llamo felicidad absoluta".

Autor: @LegallySmartBlonde

Fuente: legally-smartblond.blog
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