Análisis del Homo PRO y el antichoripanismo

 
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El Homo PRO fue a la Plaza de Mayo a defender “la democracia” con muchas ganas de creer que iban espontáneamente, porque su ignorancia política sobre el funcionamiento oculto del poder es tan supina, que no logran ver la mano detrás de las redes sociales que los manejan como títeres. Pruebas sobran. Se podrían enumerar, pero nadie cree lo que no quiere creer. Todas esas pruebas serán inventadas. Nadie querrá reconocer que fueron arrastrados por una red social que está intervenida por trolls.

Análisis del Homo PRO y el antichoripanismo

Esa es la mano del Presidente de la Nación, Mauricio Macri, que encontró la manera de desoír los reclamos de los pobres que van a la plaza porque le dan un choripán para que coman y los llevan en colectivo.
Macri (un genio de la Lengua) logró convertir un sustantivo en un adjetivo descalificativo -un sustantivo que es ¡una comida! -. Esto le sirvió al Primer mandatario de la Nación para no atender un reclamo, genuino o no, pero que en todo caso tiene que demostrar con gestión y con números.
¿Le importa esto al Homo PRO? La respuesta es categórica: No. Y a las pruebas me remito.
Este periodista preguntó a dos votantes de Macri si conocían su plan económico, su plan de salud pública, su política tributaria, su proyecto para el sector industrial o si tenían conocimiento de hacia dónde apuntaban los contenidos de la educación (como quedó demostrado con la maestra de La Boca que pasó un video reivindicando el terrorismo de Estado).
Hubo dos respuestas más que claras (fueron corregidos los espantosos horrores de ortografía de estas dos personas universitarias:
1) “Muchos votamos a MM para que no gane Scioli. Todas las cuestiones que vos enumeras la verdad ni siquiera me las pregunté, supongo que vos tenés bien en claro cuáles hubieran sido, en caso de haber ganado Scioli, y de ser así me gustaría conocerlas. Pero puesta a la inversión privada, pero esa inversión no vendrá por los cortes y piquetes”. (Llama poderosamente la atención que ante una pregunta, la persona en cuestión presuponga que este periodista quería votar a Daniel Scioli).

2) "Si tenés tantas, cuestiones por averiguar, andá a ver a Marcos Peña o Dujovne. A mí me escapa semejante caterva de preguntas, tendría que investigar y perder medio día. Se necesita leer el presupuesto nacional. Pero básicamente voté al gobierno porque la opción era Scioli. Saludos".
Vemos aquí el sujeto político que construye el PRO: Fanatismo absoluto. Información nada. Entendimiento de la realidad nula. Comprensión de la política cero, interés en el desarrollo del país, ninguno. Profesionales de la estigmatización absurda.
Lo que quita el sueño del Homo PRO es una mujer que fue Presidenta, que es inteligente y linda y los cortes de calle. No hay más, además del racismo manifiesto y travestido en antiperonismo. En rigor de verdad, nadie, jamás, ha visto un expediente ni prueba alguna que involucre a los Kirchner en un ilícito. De todos modos, el Homo PRO es tan desinteresado de la política que por su ignorancia se quedaron sentados esperando que Macri llevara presa a Cristina Fernández, y no sabían que el gobierno PRO la necesita electoralmente para tener con quien confrontar porque Sergio Massa le sostuvo los gabinetes de Provincia y Municipios con los peronistas que no entraron en las listas del kirchnerismo, junto con los radicales, sin que haya un solo político macrista puro, porque el Homo PRO es apolítico por naturaleza.
No les importa que su líder no sepa cuál es la jubilación mínima, sólo que no se corten calles y que CFK esté tras las rejas. Si el país se hunde con ellos adentro, morirán satisfechos. Pero el fanatismo del Homo PRO llega a tanto que ni siquiera tiene la capacidad de indagarse a sí mismo y preguntarse: “¿Y si hunden el país y la yegua no va presa?”
Claramente, el Homo PRO, dudosamente se hubiera movilizado si en lugar de tomar el subte por cuatro o seis estaciones hubiera tenido que ir a Almirante Brown a “bancar” la democracia (aun en autos que muchos pudieron comprar entre 2005 y 2015). Lo que indica que no hay un sujeto político en el Homo PRO.
Ese sujeto no es político: es un objeto fóbico. Su única verdad es creer que Clarín y La Nación aún son medios de comunicación que hacen periodismo objetivo sin haberse enterado que son sujetos políticos y financieros.
Es tal la supina ignorancia política, social y comunicacional del Homo PRO, que necesitan tener los oídos endulzados todo el tiempo. El objeto (el “no sujeto”) para esconder su desprecio a los pobres tiene nombre y apellido: Juan Domingo Perón. Ese nombre ya es suficiente para ocultar su “aporofobia”.
(Aporofobia (del griego άπορος (á-poros), sin recursos, indigente, pobre; y φόβος, (-fobos), miedo) es una fobia que representa el miedo hacia la pobreza o a los pobres. Aunque también puede interpretarse como la repugnancia u hostilidad ante el pobre, el sin recursos o el desamparado).
Una usuaria revolucionaria del Facebook dijo: “Los peronistas no conocen la democracia, conocen algo así como la verticalidad, la lealtad. Significa que tenés que obedecer obedientemente y sin hablar. Eso es el PJ. Un grupo con códigos mafiosos, antidemocráticos”.
Bueno, lo mismo pasa con las Fuerzas Armadas: si no se obedece se arma un sumario y la obediencia debida les sirvió para escapar de una condena por genocidio.
Sus histeria por falta de sexo no les permite entender que Perón era militar, y que por lo tanto armó una estructura de organización que venció al tiempo. Aun así creen que “se terminó el peronismo” y miden un proceso político-histórico por una marcha de porteños que viajaron quince minutos para “defender la democracia”, comparación con el 17 de octubre de 1945 que fue la movilización fundadora que lo que tanto odian todavía.
Lo primero que el Homo PRO se niega a ver es todo el peronismo que sostuvo la estructura electoral de Macri, ante todo en la Provincia de Buenos Aires, donde Vidal ganó. El Homo PRO supone que eso fue magia, pero desconocen el funcionamiento de la política del conurbano. ¿Vale la pena explicárselo? No. No tiene sentido.
Se les puede mostrar con pruebas cuál es el mecanismo de los aparatos políticos, tanto en Pcia como en las villas de CABA donde gana el PRO, y aun así no admitirían jamás la verdad que los pone en una contradicción que pueden resolver porque no están preparados para defender las contradicciones que implica la militancia política.
Ergo: la contradicción de la construcción del poder político, para el Homo PRO, es algo así como las puertas de Narnia. No quieren imaginar que un intendente PRO del conurbano o un diputado porteño marcrista usen punteros peronistas en las villas bajando el dinero que el Homo PRO paga de impuestos.
El Homo PRO vino a querer demostrar que es algo nuevo y no puede digerir que Cristian Ritondo, Diego Santilli, Gerónimo Venegas, Jorge Garayalde, Roberto Quatromano, Hugo Moyano, Jesús Cariglino y tantos otros pejotistas (que no es lo mismo que peronista) estén involucrados en su Universo Amarillo y Hermoso como shopping navideño con nieve y Santa con sus renos.
El Homo PRO no quiere pensar. Es burgués. Se embandera en eslóganes como si fueran aforismos de Narosky : “Los K son todos KK y chorros” –lamentan que la palabra ladrón o chorro no tengan un “C” para convertirla en “K”, como si hubieran hallado una forma de arte político para la protesta en esa invención semántica.
El Homo PRO es feliz y está orgulloso de su patrioterismo nazionalista, sin saber que muchos han sido forzados a pertenecer a la ultra derecha sin que sepan de qué se trata eso, porque según su líder, los problemas no tienen “derecha ni izquierda”. Por supuesto, lo que Macri nunca les confesará que las soluciones a esos problemas pueden de derecha o de izquierda.
El Homo PRO padece de un fetichismo importante respecto del antichoripán y carga con la pesada herencia de su narcicismo social. La clase media quiere ser selecta, quiere sentirse mejor que los de abajo porque los de arriba -las familias patricias que usufructúan el campo sin dar trabajo porque las vacas pastan tranquilas-, los desprecian. El Homo PRO no sabe que para su gurú espiritual del positivismo ilógico, ellos son “re Kitsch”.
Tan kitsch son que serían incapaces de aceptar que le regalasen un cuadro del gran pintor expresionista Ernst Ludwig Kirchner. No aceptan la cultura y tampoco el choripán. Solo sentirían un orgasmo real viendo a la yegua presa. El sentido de sus vidas se ha convertido en un sentido carcelario. Nada más increíble puede existir sobre la faz de la tierra: el Homo PRO es autopanóptico. Ni Borges soñó algo semejante: que alguien se vigile a sí mismo.


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