Este es un post políticamente incorrecto. Quizás hasta impopular, pero hoy ando con ganas de decir lo que pienso y de liberarnos a las mujeres de ese engaño auto inflingido. Querida mamá: no puede usted tenerlo todo. Es más, enójese con el que le dijo que para ser una mujer “completa” debía usted mantener un balance perfecto entre su vida de esposa, mamá, hija y profesional. Ese balance no existe y tratar desesperadamente de buscarlo solo la va a dejar agotada y sintiendo que no lo está haciendo suficientemente bien. Ya nos han convencido de que para ser exitosas hay que estar delgadas, bien arregladas y perennemente sonrientes, no dejemos que nos pongan un peso más sobre nuestras espaldas, seamos desobedientes y no hagamos caso. Usted no necesita que todo esté en perfecto balance para ser feliz. Las vidas caóticas pueden ser más hermosas, más interesantes. Usted no necesita ser la más exitosa en su trabajo, la más guapa de la fiesta, la más interesante de las mamás de la escuela. Lo más probable es que si usted tuviera solo un mes para vivir, esas cosas le resultarían absolutamente insignificantes.
Es más, sinceremos todas: si usted tuviera los días contados poco le importaría si su hijo duerme toda la noche, si se pasa a su cama todos los días, si come mucho o poco, si saluda a todo el mundo, si llora “mucho” o poco, si hace las cosas como la mayoría de los niños, si la deja tener sus espacios, o es “muy demandante”. Lo que trataríamos de hacer más bien es aprovechar cada beso, recordar cada segundo, andarlos en brazos, complacerles en lo que no sea peligroso para ellos. Trataríamos de gastar menos tiempo y energía en los lugares en donde somos reemplazables como los lugares de trabajo y los compromisos sociales poco importantes y nos dedicaríamos casi por completo a donde somos irremplazables: al lado de nuestros hijos y seres queridos, en lugar de andar por la vida quebrándonos la cabeza para encontrar un balance.
“No es bueno perderse en la maternidad” repiten algunos, pero ¿perder qué? ¿la identidad? Mi definición de “quien soy yo” ha cambiado muchas veces. Cambió de niña a adolescente, de adolescente a adulta joven, de mujer soltera a casada, ¡por supuesto que eso no se llama perderse, se llama redefinirse! En la naturaleza llevan las de ganar los que mejor se adaptan al cambio, no los que se quedan estáticos. Y si realmente se tratase de una pérdida, con gusto dejo perdida a la que yo era antes de ser mamá, a esa que se preocupaba por cosas banales y sin sentido. Con gusto me consumo por completo en el calorcito de mi hija cuando se me duerme encima, y cambio los días de andar con el bolso lleno de maquillaje por días de andar el corazón lleno de amor.
“Los hijos se van y luego no agradecen lo que hiciste por ellos” dicen otros con tono fatalista. Oh sociedad esta en la que vivimos, en la que todo se hace por recibir algo a cambio. La maternidad es un trabajo que exige la vocación de servicio, la mejor manera de encontrarnos a nosotros mismos es perdiéndonos en el servicio a los demás. La única recompensa que necesito es la sonrisa de mi hija hoy, lo que me diga cuando tenga 20 años me es indiferente. Y si en ese momento me siento perdida y sin identidad, haré lo que mejor hago e inventaré una nueva mujer y seré quien desee ser en ese momento, con la gran diferencia de que nunca me quedará la duda de que le di cada onza de amor que tenía en el corazón a mi familia.
Sacudamonos hoy mamás de las exigencias sin sentido que ponemos en nuestras listas de pendientes y vivamos como si nos fuéramos a morir mañana, porque la verdad es que no hay garantía de que veamos el siguiente amanecer. Encerremos hoy todas juntas el absurdo fantasma de la “súper mamá” que nos persigue a todas y nos quita el sueño, y perdamos la llave. Reconozcamos que ser mamá no es solo una cosa más en nuestra lista de metas, sino la más grande misión en la vida que nos va a encomendar Dios, y olvidémonos de todo lo demás. ¡Qué viva el caos!
Fuente: saludycuchara.wordpress.com