Comprar ropa de usar y tirar, tiene graves consecuencias que la humanidad no podrá soportar

 
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 Comprar ropa de usar y tirar, tiene graves consecuencias que la humanidad no podrá soportar


27 febrero 2024

- La vorágine consumista de todo tipo de artículos, lo que se llama "de usar y tirar" o consumo tipo "kleenex", tiene ya unas desafiantes perversiones aplicables al medio ambiente y al bienestar mundial de la humanidad, la cual (la humanidad), parece no darse cuenta de que cada día, poco a poco, va cavando su propia tumba con unas praxis que parecen tan alocadas, como vehementes.
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¿Qué es Shein, la gran cadena china de ropa de usar y tirar?

Esta marca se ha situado en el ojo del huracán por sus dudosas prácticas medioambientales y laborales

Joan Lluís Ferrer
26 FEB 2024

La espiral de ‘comprar-tirar-comprar-tirar’ que promueven las grandes empresas textiles occidentales constituye una de las graves amenazas ambientales a las que se enfrenta el planeta. El ingente gasto de agua necesario para fabricar unos simples vaqueros (hasta 3.000 litros, según la Universidad Politécnica de Madrid) hace de este sector una verdadera ‘apisonadora’ ecológica. Y es que, además, es un gran generador de microplásticos y de emisiones de CO2, entre otras consecuencias ambientales. Pero el fast-fashion (esa manía de comprar sin parar) tiene un campeón mundial, que se materializa en una empresa china llamada Shein y que es blanco de críticas desde todos los flancos. No solo desde el medioambiental. También desde el de los derechos humanos.

¿Qué es Shein? Se trata de una marca de moda no ya de fast-fashion, sino de ultrafast-fashion, que vende ropa en todo el mundo a través de internet y en algunas tiendas físicas. Se caracteriza por el hecho de sacar al mercado nuevos modelos de prendas a una velocidad mucho mayor que el ya vertigionoso ritmo que siguen las demás cadenas. Es decir, si una marca de moda tarda tres meses desde que planifica un modelo hasta que lo pone a la venta, Shein ha abreviado el proceso a tan solo tres o siete días, por delante incluso de su competidor más cercano, Zara, que tarda de dos a tres semanas. Se trata de embarcar al consumidor en un constante frenesí comprador que, sin embargo, tiene resultados desastrosos sobre el medio ambiente.

Es la conclusión del informe que elaboró Greenpeace hace algo más de un año y que pone al descubierto las entrañas del gigante chino de la moda. El informe se centraba en los productos tóxicos que incluían sus prendas, sustancias con «químicos tóxicos para la salud».

La doctora en Biología por la Universidad de Alicante y licenciada en Ciencias Ambientales Celia Ojeda explica cómo se llegó a esta conclusión: «Compramos 47 artículos de las páginas web de Shein en Austria, Alemania, Italia, España y Suiza, y cinco artículos de una tienda pop-up en Múnich, Alemania, y los enviamos a un laboratorio independiente para analizar su composición química: los resultados evidencian la despreocupación que muestra Shein por la salud humana y los riesgos medioambientales asociados».

De los 47 productos analizados, encontraron que siete de ellos «contenían sustancias químicas peligrosas que superan los límites reglamentarios de la UE, y cinco de ellos superan los límites en un 100% o más, es decir, sobrepasan los límites tope máximos». Además, un total de 15 productos contenían sustancias químicas peligrosas en niveles preocupantes, es decir, cerca de los valores considerados como tope. En concreto, níquel en botas, formaldehído en un vestido para menores, niquel también en un cazadora y cromo en otros productos. «Son sustancias que persisten en el medio ambiente, es decir, que no se descomponen, y que se bioacumulan», afirma Celia Ojeda.

Greenpeace: “Marcas europeas también producen al estilo de Shein”

Shein, tras la divulgación de este informe, retiró de su catálogo las prendas denunciadas. Sin embargo, Greenpeace señala que, con toda seguridad, el problema sigue existiendo en muchas de los miles de piezas que no fueron investigadas y que se siguen vendiendo día a día.
Un solo día libre al mes

Pero no es solo el medio ambiente. Esta empresa textil, que engancha al cliente con sus precios exageradamente bajos, fue objeto de una investigación por parte del canal de televisión británico Channel 4 que, en un amplio reportaje emitido a finales de 2022, se introdujo de manera encubierta en sus fábricas de Guangzhou (China) y descubrió que sus trabajadores tienen jornadas de 18 horas al día, un solo día de descanso al mes y un salario exiguo, pero que depende del número de prendas que elaboren.

En algunos casos, el sueldo base es de 4.000 yuanes (565 euros), siempre que elaboren un mínimo de 500 prendas al día. Esta meta imposible hace que algunos empleados trabajen hasta la madrugada para ganar una comisión de 0,02 céntimos por prenda. En otra fábrica que aparecía en el reportaje (titulado Untold: inside the Shein Machine, ‘Lo no contado, dentro de la manufactura de Shein’), no había, directamente, un salario base. En ese caso, los trabajadores cobraban 0,04 céntimos por pieza, lo que obliga al operario a no poder cuidar siquiera su higiene, porque no tienen tiempo ni para ir al baño. Estas condiciones incumplen la Ley del Trabajo de China, que establece horarios de 40 horas semanales, con un máximo de 36 horas extra al mes, según el citado canal de televisión.

Es así como Shein se ha consolidado como un gigante del sector, que vende por internet a más de 150 países del mundo (con las emisiones de CO2 que supone el transporte de los envíos) y que está valorado en 92.000 millones de euros, según datos de Bloomberg.

Ahora bien, «hay muchas empresas como Shein en Asia», señala Celia Ojeda, aunque no tengan su envergadura. Y no solo en Asia. Empresas europeas actúan del mismo modo en China, India, Bangladesh, y otras naciones asiáticas, en las que, aprovechando los bajos salarios y costes de producción, fabrican las prendas que luego nos pondremos tras adquirirlas en Madrid, Barcelona, París o Londres.

La compra compulsiva de ropa es un problema medioambiental y social / AGENCIAS

En 2013, un edificio de ocho pisos se derrumbó en Bangladesh y murieron 1.134 personas, además de resultar heridas 2.437. Resultó que cosían para empresas como Inditex, El Corte Inglés o Benetton, según recuerda Ojeda. «Desde entonces, la industria de la moda ha cambiado mucho en cuestión de tóxicos y prácticas sociales. Sin embargo, siguen contaminando el planeta por la cantidad de ropa que producen y su elevada dependencia de las fibras sintéticas procedentes del petróleo, como el poliéster y el nylon», añade.

Las explicaciones de la empresa

Los directivos de la empresa, ante las denuncias e informes que van surgiendo en los últimos meses, se han visto obligados a emitir comunicados en los que aseguran que Shein tiene «un código de conducta» para garantizar el cumplimiento tanto de las normativas medioambientales como laborales. Tras el reportaje de Channel4, la compañía atribuyó las irregularidades a sus proveedores (en total son 1.900 fabricantes), a los que dieron un tiempo máximo para subsanarlas, y, de no hacerlo, amenazaban con terminar su relación laboral con ellos. También destacó Shein que una parte de su presupuesto se dedica a contratar a empresas externas que realizan auditorías para garantizar que todo cumple con las leyes vigentes.

Del mismo modo, aseguran que en los últimos años han invertido muchos millones de dólares en mejorar sus instalaciones e infraestructuras y, en cuanto a los salarios, aluden a un estudio independiente que, al parecer, afirma que el salario medio por hora es el doble de un salario mínimo local.

Por otra parte, en una entrevista con ‘Fashion United’, la directora asociada para asuntos públicos de Shein Europa, Marion Bouchut, defendió la marca y dijo: «La sostenibilidad es una prioridad para nosotros y hemos lanzado iniciativas para reducir nuestro impacto ambiental en cada etapa de la cadena de valor». Bouchut afirma que sus objetivos son «lograr la neutralidad en carbono en alcance 2 [emisiones indirectas generadas por la electricidad consumida] en 2030», así como «obtener un 100% de viscosa textil segura para los bosques y embalajes de papel para 2025».

«Estamos comprometidos con descarbonizar nuestra cadena de suministro, obtener materiales responsables y proteger la biodiversidad y el bienestar animal mediante acciones colectivas», reiteró la directiva europea de esta multinacional china.

Fuente: https://www.informacion.es/medio-ambiente/2024/02/26/shein-gran-cadena-china-ropa-98318682.html


@etarragó

Fuente: etf-cajon-de-satre.blogspot.com
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