enimos facilitando compulsivamente, desde hace siglos, a que los facinerosos financieros sean los que impongan sus teorías económicas sobre sociedades genómicamente correlacionadas con ellos, convirtiendo la trama en una amalgama de amasijos celulares entretejidos por las justificaciones que se asumen y enumeran como si fueran razones de peso para no permitir los cambios requeridos para derrumbar todos los mitos que nos conducen hacia los robos continuados contra nosotros mismos.