ndividuos educados entre la podredumbre moral gritan a los cuatro vientos sus postulados antiéticos, sin embargo, le exigen a todo el mundo comportamientos de ángeles sumisos mientras se están comportando como demonios enfermizos, a los cuales los demás les rinden pleitesías de dioses, provocando entre todos el feroz infierno que consume hoy al paraíso terrenal.