12 noviembre 2022
– Mi querida Madre siempre me decía eso que, también, es casi el título de una canción que me pirraba y me pirra: “La noche no es para ti, Enric”.
– Pero así será, sí, pero a mí me encanta castigarme el cuerpo o lo que queda de él pues se lo tiene muy merecido (mi cuerpo) por dejarme así, medio abandonado, me gusta, a esta edad menos golfa, la noche de las conferencias, copeo y luego bailoteo fino (aunque yo no me pueda levantar de mi silla para dar dos buenos pases de rock o de un buen pasodoble como hacía no hace tanto), especialmente, como llevamos haciendo casi veinticinco años, durante los viernes la nuit.
– La gente de siempre, al contrario de lo que suelen gustar a la de hoy, es agradable, simpática, se arregla como si fueran de boda y hasta yo me pinto una sonrisa bonita, como una puerta inglesa, para parecer mejor y más nuevo y me echo Paco Rabanne hasta en el ombligo.
– Anoche fue una de esas noches excepcionales donde todo salió bien. Aplaudieron en las Charlas, había más personal de lo previsto y luego hasta hubo copeo sensato y responsable, en los límites de la escasa lucidez senil. Todo fue genial.
“¿Te imaginas que siempre fuera así, cariño?”
“NO, Enrique, no sería ni bueno, ni normal. Si siempre fuera así no sabrías apreciarlo como lo has hecho esta noche”.
– (Y digo yo siempre: La sabiduría de la mujer es como la ciencia infusa, nace con ellas).
- Feliz sábado, compañeros virtuales, yo, de momento, me iré a por una de acetilcisteína y un paracetamol, para darle al cuerpo lo que pide y para darle la razón a mi Santa Madre, que, esté donde esté, sé que me estará leyendo.
Fuente: etarragof.blogspot.com