19 septiembre 2022
- Hace algunos años, no sé, quizás siete u ocho o diez, no sé, escribí un texto que, seguramente, plasmaría en alguna de mis ventanas-e, pero hoy lo he encontrado en un archivo Word de cortes de pensamientos extraídos de un sueño para guardar e incluir en algún texto y me voy a permitir copiarlo aquí.
- Como diría nuestra dulce Lu, "espero que les guste":
¿Cómo fue que un día el niño se me hizo hombre y al otro se fue de casa?; ¿cómo fue que un buen día me di cuenta que tenía canas … muchas?; ¿y cómo no supe darme cuenta de que los ojos se quedaron atrás en el espejo?; o ¿cómo fue que no me di cuenta de que las manos, las mías, cada vez se parecían mucho más a las de Él (mi Padre) que a las mías que mostraban ese rosario y un misal el día de mi primera comunión?; ¿cuándo fue que me di cuenta de que cada día dormía menos horas y que el sueño era solo algo reservado a las noches de días muy largos?; ¿y por qué no supe ver que ellos se fueron esperando, siempre, que algún día fuera a verlos fuera de la Navidad?; ¿por qué ella siempre me ha querido y yo nunca he reparado en sabérselo decir a cada instante y, especialmente, cuando cogía un avión para irme a Gabón o a San Marino para no volver jamás de aquél encierro profesional?; ¿Por qué nunca se lo dije? ¿Por qué no supe hacerlo? …
- No siempre hay bendición y perdón a nuestros pecados y es así, somos humanos, somos de carne y hueso y ni somos repartidores de fe, ni muchos menos somos dioses para poder soportarlo. Quizás algún día los humanos sepamos pecar sin tener que convivir con el tardío arrepentimiento, aunque, como no, lo mejor sería todo lo contrario, es decir, dejar que el arrepentimiento fuera un pecado.
- Como "arrepentimiento" final, y como diría nuestro Ernesto, vivamos hoy, lo demás no existe.
Fuente: etarragof.blogspot.com