Los atributos fogoso, saleroso y temperamental sirven para calificar tanto el carácter nacional húngaro como el de la paprika.
Esta especia constituye el componente central de innumerables platos, e incluso se llega a afirmar que sin ella la cocina de este país sería impensable. Una cocina que goza de platos muy aromáticos y con sabores picantes, como el tradicional Gulash.
La paprika es el polvo obtenido del secado y el molido de ciertas variedades de pimientos rojos (Capsicum annum) de la familia de las solanáceas. Su origen no está del todo claro.
Una de las teorías sugiere que Cristóbal Colón la llevó de América a España. Otros investigadores afirman que vino de la India a través de Persia y que a comienzos del siglo XVI los turcos la introdujeron en Hungría.
A favor de esta hipótesis estaría el hecho de que durante siglos a esta especia se la ha llamado "pimienta india". Pero sigue siendo una razón de poco peso, puesto que los primeros botánicos denominaban "indio" o "indiano" a todo aquello que procedía de América.
Sea como sea el origen, en el transcurso de los siglos los cultivadores húngaros han hecho más y más injertos con esta planta, de manera que hoy la gama de sabores va del picante al suave.
Su picor lo provoca el alcaloide capsaicino que está contenido en las varillas portadoras de semillas en la parte leñosa del fruto.
Hoy día la paprika es conocida y está extendida por todo el mundo como condimento.