Europa, con toda su riqueza cultural y humana, está llena de sorpresas. Con Francia, no podía ser de otra manera, y quizás esta sea una de las razones por las que hoy es el país más visitado del mundo, con casi 89 millones de turistas en 2017. París, por supuesto, sigue siendo el destino más visitado tanto por el turismo como por los estudiantes que deciden pasar una temporada aprendiendo francés, como yo lo hice hace años. Sin duda es una de las mejores formas de conocer un país. Pero Francia tiene mucho más que ofrecer, y entre algunas de sus tesoros menos conocidos se encuentran Montpellier.
Imagínese una ciudad universitaria llena de jóvenes, con un clima agradable durante todo el año, donde las huellas de un pasado medieval en maravillosas construcciones conviven con mucho arte y modernismo, situada entre verdes montañas con viñedos y a pocos kilómetros del mar Mediterráneo. Así es Montpellier, una ciudad del estado de Occitania en el sur de Francia. Esta ciudad es un lugar perfecto para todos aquellos que quieren estudiar francés y al mismo tiempo disfrutar de la vida y de un estilo de vida tranquilo pero también animado con muchas cosas interesantes que hacer.
La tradición educativa de la ciudad viene de lejos, ya que la Universidad de Montpellier, fundada en 1289, es una de las más antiguas y respetadas del mundo y es la principal creadora de este ambiente estudiantil que atrae a personas de diferentes nacionalidades. Allí estudiaron personajes famosos como el escritor Francesco Petrarca o el visionario Nostradamus, tan conocido por sus profecías. Junto a esta universidad (que en 1968 estaba dividida en 3 universidades con diferentes áreas de enseñanza), hay varias escuelas especializadas en áreas técnicas y de negocios, y muchas escuelas privadas francófonas, con muchos años de experiencia. Entre estas escuelas francesas, el Institut Européen de Français (IEF) recibe cada año a decenas de estudiantes de todos los países. A pesar de ser una escuela relativamente joven, fundada en 2002, ya goza de prestigio internacional por la importancia que concede a cada alumno, como centro de toda su estructura docente, y por el apoyo de la red de escuelas. El IEF cautiva a sus estudiantes principalmente por su ambiente familiar y amistoso, que aprovecha las diversas opciones de ocio y cultural que ofrece Montpellier para hacer que todos los que salen con un buen equipaje de idiomas y también con una multitud de experiencias que sus estudiantes recuerdan para siempre.
Vivir en Montpellier para estudiar puede ser una buena idea también debido al menor costo de vida en comparación con París. Dependiendo de la duración de la estancia, un curso de francés puede costar desde 120 euros por semana. Con la ventaja de poder tomar un tren y conocer París mientras estudias francés.
Fuente: www.institut-europeen.es