A partir de algunas denuncias públicas se ha conocido el mecanismo singular y carente de toda ética por el cual se “otorgan” (previo pago) reconocimientos a personas y grupos vinculados a las artes, la comunicación y la cultura.
Ello sucede en la capital de la provincia de Córdoba, en Argentina, bajo la llamativa denominación de “Distinciones Arco de Córdoba”, en referencia a una estructura arquitectónica que, con esa forma, es simbólica de esa ciudad.
Un texto común pegado en los perfiles de personas elegidas (muy probablemente de manera aleatoria), en la red social Facebook, indica a las potenciales víctimas de la maniobra que Benito Correa, titular de O.B.C. Producciones, invita a recibir la “distinción” Arco de Córdoba que resulta “muy bien merecida” por su “esfuerzo y dedicación”. Ahí se agrega el o los rubros en que el elegido se desempeña.
Seguidamente, se anuncia que deberá contactarse telefónicamente hasta 30 días antes del acto de entrega de los premios, en ocasión de una “gran cena”, para adquirir las tarjetas de asistencia.
Hasta allí, todo parece normal. No obstante, lo que no se dice y luego los invitados encuentran al momento del llamado u otra comunicación, es que la supuesta distinción “muy bien merecida” solo se otorga y entrega a quienes asistan, previo pago, a la cena en cuestión.
De este modo, la empresa O.B.C. y el señor Benito Correa, se dan el lujo de entregar premios que los propios receptores pagan. No hacen envíos por correo, tampoco se puede retirar la “distinción” en otra ocasión y lugar. Debe pagarse la cena y solo a cambio de ello se recibe. Dicho con mayor claridad y contundencia, a la “Distinción Arco de Córdoba” hay que “comprarla”.
Así muchos, sorprendidos en su buena fe, adquieren tarjetas para la cena y reciben el supuesto reconocimiento con comprensible satisfacción. No puede saberse a ciencia cierta si en el pensamiento de otros yace la complicidad para alimentar su ego, y no es la cuestión juzgarlos. Finalmente, muchos son los que no asisten, sin advertir la maniobra o sin que les resulte “una avivada más” entre tantas inmoralidades individuales y colectivas de nuestro tiempo, que no amerita siquiera respuesta.
Está claro que, si el reconocimiento al mérito fuese real y sincero, el otorgamiento de la “distinción” no estaría supeditado a la concurrencia arancelada al acto de entrega. Siendo así, la “Distinción Arco de Córdoba” resulta en realidad una construcción publicitaria para O.B.C. Producciones, que fagocita el prestigio de los “distinguidos”, mientras les cobra para hacerlo. Una clara defraudación moral.