El hombre tuvo una vida difícil, pero le dio batalla y le ganó.
pesar de las penurias que tuvo que sufrir y de la mala vida que llevó, al ingresar al evangelio, lo cambió todo y comenzó de nuevo.
Hoy no solo trabaja a veces hasta altas horas de la noche, sino que reparte su tiempo con su hermosa familia y con un merendero en el que, junto a otros, dan la merienda a un centenar de chicos sin recursos.
Todo un ejemplo de vida digno de ser imitado.
Se llama Osvaldo Corsaro y es un grandote que tiene un cuerpo muy grande y un corazón mas grande que su cuerpo.