Expertos utilizarán alta tecnología para observar cómo las altas temperaturas o la escasez de agua afectan a las vides. La industria se movería a nuevas zonas de cultivo.
En Chile el proyecto "Viñedo del Futuro" se llevará a cabo a partir del mes de agosto en una parcela de cinco hectáreas de la viña Terranoble, en el Valle del Maule, unos 250 kilómetros al sur de Santiago. Los científicos instalarán sensores, cámaras infrarrojas, medidores de flujo de savia y del suelo, e incluso usarán pequeños aviones no tripulados -los llamados "drones"- para obtener imágenes. También utilizarán máquinas que permiten medir el agua de las plantas y el estado de maduración de la uva.
En Chile, el proyecto es liderado por Samuel Ortega, director del Centro de Investigación y Transferencia en Riego y Agroclimatología de la Universidad de Talca. La investigación se realizará también en Australia a través de la Universidad de Adelaida y en España, con la colaboración de la Universidad de La Rioja.
El trabajo en simultáneo les permitirá identificar patrones comunes del efecto del cambio en el clima y trabajar de forma preventiva en posibles soluciones.
Los expertos aprovecharán que algunas zonas de Chile y Australia sufren en la actualidad los efectos del cambio climático y podrán también simular microclimas con condiciones más extremas. En Australia, por ejemplo, se ha observado un aumento de las temperaturas nocturnas, lo que incrementa el grado de alcohol de los vinos.
También se han elevado los termómetros en Chile, algo que puede poner en jaque los prestigiosos caldos tintos de este país, que necesitan una enorme oscilación térmica entre el día y la noche. "La zona central de Chile dejará de ser buena para producir vinos tintos y nos vamos a ir desplazando hacia el sur", apuntó Ortega.
El experto recomendó a los productores de vino que empiecen a probar nuevas zonas de cultivo para hacer frente al "complejo" futuro de la industria. Regiones más frías y más lluviosas del sur de Chile, como el Biobío, la Araucanía e incluso Los Lagos, podrían convertirse en los nuevos polos vitivinícolas del país.