Sé lo que estás pensando: ¿acaso existe una forma correcta de hacer caca? La respuesta es sí. Y en occidente estamos mal acostumbrados. La investigación científica sugiere que no deberíamos sentarnos para defecar, sino ponernos en cuclillas. Y estas dificultades comenzaron con la invención del inodoro.
Aparentemente el retrete moderno no propicia una evacuación óptima: cuando estamos sentados (o parados) nuestro intestino grueso se dobla de cierta manera que hace más difícil el defecar; en cambio, cuando nos ponemos en cuclillas, todo se alinea para poder hacerlo sin mayor esfuerzo.
Cuando nos sentamos para hacer del baño, los músculos de nuestro estómago tienen que esforzarse más de la cuenta para empujar el excremento alrededor del doblez antes mencionado. "Justo como un carro en la autopista, el dar vuelta en una esquina significa que el carro tiene que frenar un poco", comenta la microbióloga Giulia Enders.
Es importante entender que esto no se trata sólo de una curiosidad sin relevancia; estamos diseñados para defecar en cuclillas. Cuando lo hacemos en otra posición, nos arriesgamos a dañar nuestro cuerpo. "Tanto las hemorroides como la enfermedad diverticular son mucho menos frecuentes en los más de mil millones de personas que defecan en cuclillas," comenta Enders. La enfermedad diverticular ocurre cuando un exceso de presión y esfuerzo provoca la formación de sacos o bolsas en las paredes del intestino grueso. Las hemorroides, por otro lado, son vasos capilares inflamados alrededor del ano causados también por exceso de esfuerzo.
“Las 1.2 mil millones de personas alrededor del mundo que defecan en cuclillas casi no presentan incidencias de diverticulitis y tienen menos problemas con las hemorroides”, dice la microbióloga alemana Giulia Enders a The Guardian.
La diverticulitis tiene lugar cuando pequeñas bolsas – de entre 5 y 10 milímetros – se forman en el colón, mientras que las hemorroides son vasos sanguíneos inflamados alrededor del ano. Ambas condiciones son provocadas por el esfuerzo para empujar el excremento hacia el exterior.
El estudio.
El médico israelí Dov Sikirov llevó a la prueba la posición agachada contra la sentada en un estudio de 2003. A los voluntarios se les invitó para que defecaran en una de las dos posiciones, mientras Sikirov tomaba nota (un poco incómodo, ¿no?).
A los que defecaron agachados les tomó un promedio de 50 segundos e informaron una sensación de vaciado completo del intestino, mientras que los que se sentaron demoraron 130 segundos y evaluaron la experiencia como menos satisfactoria.
Enders afirma que la posición en cuclillas coloca menos presión sobre el colón que defecar de pie o sentado. Nuestro intestino no está diseñado para abrirse completamente en esas posiciones – forma un ángulo entre donde se encuentra el excremento y por donde debería salir (como la curva de una carretera. Y, así como un automóvil, nuestra popó requiere desacelerar para pasar por ella). Ponerse en cuclillas endereza dicho ángulo y remueve el impacto.
¿Qué hacer?
En caso de que no te animes a empezar a usar tus árboles como baño, es muy fácil: solo tienes que colocarte un banquito bajo los pies e inclinarte un poco hacía el frente en el inodoro – eso imita la posición ideal para defecar.
Squatty Potty es un producto comercializado especialmente con este fin, pero un banquito cualquiera puede servirte.
Fuente: pedazosdecarbono.blogspot.com.ar