Los seres humanos somos criaturas furtivas, siempre escapando con tal de ignorar las leyes naturales, acostumbrados a violarlas porque nos han sido implantadas ideas contrarias a los procesos establecidos por las normas universales, leyes ilegales son regentes desde nuestras mentes con el único fin de cuestionar lo observable, razón por la cual no encontramos correspondencia entre lo que vemos y creemos, desarmonizando las vibraciones del cosmos con las nuestras, aún sabiendo que cada causa produce su efecto, sin embargo, somos capaces de relativizar nuestras conciencias y creencias, asumiendo las consecuencias como normativas de los intereses aceptados e impuestos, aunque éstos sean contrarios a las polaridades que vuelven amorfos nuestros cuerpos eléctricos, generando instantáneos efectos arrítmicos que se van en contra de una tangible realidad.