ue las guerras son negocios personales nadie lo puede dudar, la evidencia de las desavenencias brotadas alrededor de los conflictos tienen efectos concretos contra sociedades parapetadas detrás de intereses económicos de pocos, siendo éstos los discretos actores provocadores, de las responsabilidades surgidas, camuflados entre sus propias razones, emanadas desde el interior de los interesados afectados, tras tomar decisiones contrarias hacia cualquiera que exija cambios, por reclamar ante los directos responsables.