nas hermosas y soñadas mujeres llamadas Rapuncel, personajes ilusionados que habían sido encerrados en torres de lugares sin reconocer, lanzaron inesperada y sincronizadamente por las ventanas de los cuartos en los que estaban sus luengas cabelleras, pretendiendo hacer subir por ellas a una desconsolada humanidad que pasaba por debajo de ellas haciendo sonar una melodiosa flauta, engañándolas al hacerles creer que llegaba cual la ilusión del príncipe salvador, resultando ser precisamente lo contrario, la perdición del principio solidario que en la mayoría de mujeres se practica a diario.