El qué, como sociedades, nos hayamos amoldado a sistemas ideológicos, sobre todo políticos y religiosos, aunque sean éstos financiera y culturalmente productivos, invisibilizando o ignorando en paralelo todo el andamiaje natural, es el eje fundamental que ahora permite que seres imbéciles pero sagaces cautiven, embelesen y convenzan a individuos contumaces, manteniendo y arraigando, con nuestras posiciones personales, las fuentes desde donde emanan los crasos errores que vienen castigando a un planeta ensombrecido por los egoísmos progresivos, por lo general de tintes retrógrados, que están yendo en contra de los necesarios movimientos sociales progresistas, disfrazándolos de pervertidos comunismos, a partir de personajes con talantes conservadores, quienes son los directos responsables de estarlos promocionando e instaurando sobre la humanidad como si fuesen ingeniosos postulados, según algunos ingenuos, o implantándolos como el origen de los fascismos y los nacionalismos requeridos, según los conceptos de aquellos que se regodean y se conforman manteniéndose en conflictividad constante y sin salida, a pesar de que son ideas que evidentemente demuestran los enormes daños que están provocando, produciendo y materializando contra la vida en general, incluyendo los efectos más perniciosos sobre la mayoría de las especies mayores, creería que sobre todas, porque están favoreciendo a las mal denominadas menores mientras suceden, ya que es bien sabido que muchos microorganismos están sacando el mayor provecho de estas circunstancias en contravía de una supuesta imaginación colectiva que sueña con futuros ideales de conquistas y progresos.
De estas consideraciones me surgen todas las certezas que demuestran que la especie humana es el epicentro de las problemáticas más graves que está enfrentado hoy la Tierra, mucho más peligrosas que los defectos y procesos geológicos de procedencia natural, al reproducirnos sin control y sin haber logrado hasta ahora encontrar el camino que nos conduzca hacia la efectividad y armonía comunitaria alrededor de una convivencia general entre especies, elementos y sustancias transformadoras de la materia a través de la energía cósmica, de la que simplemente hacemos parte, ¿seremos capaces de comprenderlo?.