Segunda parte:
energía mental organizada
A diferencia de los casos que planteamos en la primera parte, relacionados con el poder de las imágenes cuando actúan como energía mental fuera de control, en la presente nota trataremos el caso de las imágenes que se presentan en la mente cuando el sujeto está emocionalmente equilibrado, cuando el artista, el profesional, diseñador o artesano están creando, o deben resolver un problema o mejorar una situación. En tales casos, las imágenes mentales se construyen con el dinamismo de un juego de libertad, actividad fecunda, bienestar y autonomía, diferentes a las imágenes cuya energía fuera de control convierten al individuo en un autómata.
En la vida cotidiana tenemos ejemplos muy diversos, en los que las imágenes que movilizan al sujeto a la acción (imágenes en acción) funcionan como energía mental organizada:
- La persona que atiende un problema y despliega su capacidad mental observando y comparando situaciones similares y analiza con serenidad los elementos para llegar a una conclusión acertada, utiliza sus imágenes mentales y las operaciones cognitivas mencionadas de manera organizada. Lejos del descontrol y la anarquía, las imágenes movilizan nuevas posibilidades creativas para ser aplicadas a la solución del problema.
- El orador, el docente o quien lidera un grupo serán eficaces en sus respectivas exposiciones si las imágenes que utilizan provienen de un proceso cognitivo armónico y organizado. Ello se diferencia de esos estados en que la mente se encuentra invadida y obnubilada por imágenes de temor, retraimiento, vergüenza o rigidez.
- Cuando los padres deben enfrentarse con la verdad de sus hijos, el encuentro se decide en función de las imágenes que puedan aparecer como perturbadoras o comprensivas. Ello diferencia a los padres manipuladores de aquellos que son flexibles y comunicativos. Los primeros mantienen imágenes rígidas y estáticas; los segundos crean nuevas imágenes con sentido adaptativo y superador a fin de llevar a sus hijos a un proceso reflexivo y maduro.
- El encuentro entre personas, familiares, amigos o desconocidos podrá ser conflictivo o armónico y ello guarda una fuerte dependencia con el poder destructivo o constructivo de las imágenes mentales que se elaboran y ponen en juego en la mente de cada uno.
- De igual manera, el modo de liderar un equipo y de gestionar con acierto la resolución de los conflictos, va a depender del poder constructivo de las imágenes mentales que vayan surgiendo del intercambio y la comunicación. En tal sentido, la armonía de los grupos y equipos provienen de personas que aprendieron a ser tolerantes, flexibles y respetuosas. La prueba en contrario, y que pone en conflicto la armonía del equipo, surge cuando una o varias personas no dominan sus imágenes inadecuadas, agresivas y fuera de control.
- En el terreno de la vida personal, cuando alguien está en situación de elegir una carrera o encarar tal o cual negocio o profesión e, incluso, resolver la elección de un determinado artículo, prenda o menú, seguramente el juego de imágenes lo conducirá o a una elección bajo la presión del apuro o a una elección serena, segura y con íntima convicción.
Dado que las imágenes mentales constituyen una energía que pugna por la acción, el carácter destructivo o constructivo de ésta dependerá del nivel de caos y descontrol o del orden y organización de aquéllas. Esto tiene, desde el punto de vista pedagógico-cognitivo, una gravitación decisiva para permitir y asegurar la percepción sutil y acertada de los fenómenos y situaciones que se suceden a cada instante. Pues la movilidad permanente del entorno requiere una disciplina de pensamiento y un dominio de las imágenes que se presentan, agrupan, desaparecen y se vuelven a agrupar en una sucesión permanente según la naturaleza del aprendizaje y la complejidad de lo observado y vivido en la experiencia personal de cada uno.
