24 noviembre 2021
- En la conferencia informal de esta mañana había un especial interés, por parte de los más jóvenes, en lanzar acusaciones a los menos jóvenes sobre su falta de comprensión sobre lo que les sucede hoy a ellos, a, los jóvenes, a diferencia de lo que les pasó a ellos, a los menos jóvenes, en su tierna y estúpida juventud, cuando éstos, los abueletes, ahora no hacen más que criticarles por todo lo que hacen. “Problemas los que tenemos los jóvenes de hoy”, decía un hábil, bastante coherente y especulador alumno/asistente a la charla.
- Marcial, que tendrá unos cincuenta y muchos, extremeño él, y currante de la España negra del ayer, se ha levantado y ha pedido permiso para leer un fragmento de un cuento que venía como condón a verga o anillo al dedo, lo que mas os guste, pero cuyo texto, tras ser leído, solemnemente, por Marcial, ha concluido con un silencio atronador por parte de todos, si, como si todos hubiéramos entendido su significado y para recordarnos que el diálogo intergeneracional siempre ha sido difícil y no exclusivo del discurso victimista y perenne, de la modernidad más viva:
"Uno de los peores defectos de las personas mal educadas es el de estar siempre aventurando un sinnúmero de indiscreciones, murmuraciones o calumnias sobre todo ser viviente y, por si fuera poco, delante de gente a la que no conocen. Es imposible calcular la cantidad de enredos que son fruto de esa clase de charlatanería, pues, para ser sinceros, ¿quién es el hombre honrado que oye hablar mal de aquello que le conviene y no aprovecha la ocasión que le sale al paso? A los jóvenes no se les inculca suficientemente el principio de un comportamiento sensato, no se les enseña lo bastante a conocer el medio, los nombres, los atributos o las cualidades de las personas con las que han de vivir; en lugar de eso, les enseñan mil estupideces que sólo sirven para que se rían de ellas tan pronto como alcanzan la edad de la razón".
Marqués de Sade - 1740-1814
Fuente: etarragof.blogspot.com